Cambio Cubano responde a Moragas
A nadie se le escapa a estas alturas que el PP desea hacer del problema cubano un asunto de política interna española al criticar al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero porque éste trata de ejercer una política independiente y constructiva, y no de confrontación, como la que el Gobierno de José María Aznar implementara anteriormente contra el régimen de Fidel Castro dentro de la Unión Europea (UE); y no como afirma el señor Jorge Moragas, secretario de relaciones internacionales del PP en carta a EL PAÍS del 12 de octubre, que su partido, lo único que persigue con este debate, es apoyar la transición pacífica a la democracia en Cuba.
Tampoco se nos escapa que esa confrontación política que busca el PP tiene su caja de resonancia en la derecha del exilio. Basta con leer el artículo "La peligrosa debilidad de Zapatero" que hace dos domingos, en el Miami Herald, escribiera Carlos Alberto Montaner para darnos cuenta de por dónde van los tiros: "Se trata de un gobernante muy débil y sin convicciones firmes, casi siempre dispuesto a hacercualquier tipo de concesión para mantenerse en el poder", escribe el hombre fuerte del exilio histórico cubano en Madrid y coautor con Aznar del borrador de la Declaración de Praga, un documento que es copia al carbón de las medidas para acelerar el colapso del régimen de Castro, recogidas en el informe de la Comisión de Ayuda para una Cuba Libre que Bush presentó en mayo pasado. En el cónclave, financiado por Estados Unidos, celebrado entre el 17 y 19 de septiembre en Praga, se volvió acuñar y se le dio nuevo énfasis desde una "óptica comunitaria europea" a esta peligrosa y estéril política de confrontación de la Administración de Bush contra La Habana.
¿Discrepa civilizadamente el PP con la Administración de Bush sobre estas medidas, o se sitúa, como lo ha hecho Aznar anteriormente en Praga, detrás de las mismas? Recordemos que estas medidas incluyen 59 millones de dólares para ayudar a la disidencia; el nombramiento de un funcionario con rango de subsecretario de Estado, un procónsul estadounidense para dirigir y coordinar la transición en Cuba; y la reducción de viajes y envío de remesas de los cubano-americanos a su país, medidas que también van en contra de los más elementales derechos humanos de los cubanos.
Por último, las declaraciones del senador John Kerry, en donde éste mostraba su escepticismo por el Proyecto Varela a las que hice alusión en mi carta del 11 de octubre en esta sección, y que el señor Moragas en el referido artículo resta credibilidad, alegando que Kerry había dado su apoyo a este proyecto en un artículo publicado por el Miami Herald el 30 de junio, fueron publicadas por ese diario posteriormente en la columna El Informe Oppenheimer de Andrés Oppenheimer: "¿Qué más me llamó la atención de lo que dijo Kerry? Me sorprendió que, en otra parte de la entrevista, no mostró mucho entusiasmo por el Proyecto Varela. (...) Aunque Kerry ha apoyado el Proyecto Varela en el pasado, me dijo que la petición 'le ha causado muchos problemas a mucha gente, y muchos han terminado en prisión, y les ha caído el martillo de una forma que creo que terminó siendo contraproducente'. Agregó que 'lo que quiero tratar de hacer es abrir (nuevas) posibilidades' mediante, por ejemplo, el aumento de los viajes de los cubano-americanos a la isla, que según él son 'la fuerza más positiva para el cambio en Cuba".
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