La 'chardonnay'
La uva chardonnay bien merece ostentar el trono de reina de las castas blancas. Su calidad le ha llevado a ser cultivada en todos los países vitivinícolas del mundo. Nombrar la chardonnay lleva inmediatamente al receptor al vino de calidad, aunque evidentemente sus mostos varían de los climas fríos a los cálidos.
El origen de este gran vidueño blanco puede buscarse en Borgoña, concretamente en el Mâconnais, donde existe una población llamada Chardonnay y de donde se extendió por toda Francia. El nombre de chardonnay está hoy perfectamente establecido, de forma que debe imponerse internacionalmente sobre otras nomenclaturas confusas que se propagaron hasta hace pocos años en muchos países, se vendía el muscadet como si fuera chardonnay. En Argentina y en Chile se ha confundido frecuentemente con el chenin blanc; y en Sudáfrica se identificaba erróneamente con el auxerrois blanc.
Presenta racimos pequeños o medianos que apenas sobrepasan los 10 centímetros de largo, cilíndricos, compactos y, a veces, con uno o dos alones, de un peso medio de 75 a 125 gramos según la fertilidad del suelo y el estado sanitario de las cepas, puesto que en las viñas atacadas por virus los racimos aparecen sueltos y, a menudo, afectados por el corrimiento. Bayas esféricas o ligeramente oblongas, pequeñas (8 a 12 mm de diámetro), de color ambarino cuando reflejan el sol, con hollejo bastante delgado, pulpa ligeramente consistente y pepitas relativamente pequeñas. El sabor de las uvas es dulce y azucarado.
La chardonnay desborra un poco después de la pinot noir, a fin de marzo o comienzos de abril, lo que le hace sensible a las heladas primaverales tan temibles en ciertas zonas frías como Borgoña o la Champagne. En esas condiciones extremas necesita ser protegido de las heladas, mediante calefacción, por ejemplo. Los racimos maduran en otoño, unos ocho días después de la pinot.
Es un vidueño bastante vigoroso, poco productivo en poda corta. Los grandes vinos de chardonnay se distinguen por su finura y por su extraordinaria fragancia. En la Champagne, los vinos exhiben un perfume más discreto, son más ácidos que los de pinot y toman bien la espuma.
Su adaptación e implantación en España ocupa casi todas las denominaciones de origen. Una vez más, Bodegas Miguel Torres, en la D.O. Conca de Barberà, es pionero en la elaboración de esta variedad dentro de nuestras fronteras. Continúan actualmente en cabeza en cuanto a calidad con su vino de finca Milmanda, un chardonnay de color dorado pálido, con fondos verdosos, intensos aromas frutales y un paladar oleoso y complejo (fruta y mantequilla sobre fondos tostados), que lo convierte en un mosto elegante y largo en boca, y que nos habla de la buena adaptación de la variedad al clima mediterráneo del Penedès.
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