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LA REFORMA EDUCATIVA

Zapatero descarta revisar los "acuerdos básicos" con la Iglesia

José Luis Rodríguez Zapatero afirmó ayer que su Gobierno "no tiene ninguna perspectiva de cambiar los acuerdos básicos" con la Iglesia. El presidente dijo esto en el contexto de las tensiones que ha manifestado la jerarquía católica tras los anuncios de la legalización del matrimonio homosexual, de la simplificación de los trámites del divorcio y de la supresión de la alternativa a la asignatura de religión confesional, denominada hecho religioso, que establecía la Ley de Calidad.

Sus palabras se refieren, pues, sobre todo a los aspectos financieros de la relación Estado-Iglesia, ya que desde las filas socialistas se ha pedido que, si la jerarquía persiste en movilizar a los católicos contra las reformas, el Gobierno deje de pagar graciosamente al clero más dinero del que le asignan los contribuyentes en sus declaraciones de la renta.

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Zapatero aseguró que el Ejecutivo no tiene ningún problema con la Iglesia. "El Gobierno se está limitando a cumplir su programa electoral. Todo está en el programa. Son los ciudadanos, no el Gobierno, los que han decidido aumentar las libertades y reformar el sistema educativo".

"Ataque a la Iglesia"

Sí cree, en cambio, Eduardo Zaplana, portavoz del PP en el Congreso

que "la reforma educativa se reduce a un ataque del Gobierno a la Iglesia". "La reforma no tiene más contenido que recuperar el modelo anterior, el de la LOGSE, que debilitó la educación pública" y desarrollar "esa manía que le ha entrado al Gobierno, casi persecutoria y con alguna discrepancia entre sus propias filas, contra la Iglesia", dijo el portavoz del PP.

Desde la jerarquía eclesiástica romana, el cardenal Julián Herranz, presidente del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos, denunció el "fundamentalismo laicista" que está tratando de aplicar en España el actual Gobierno. "Comparto plenamente la seria preocupación de la Conferencia Episcopal Española por lo que está sucediendo en nuestra patria, a nivel de política gubernamental y de opinión pública", declaró el purpurado en Roma.

Se pronunció también el cardenal de Sevilla, Carlos Amigo, que abogó por alcanzar un "pacto de consenso para la Educación que ponga fin a la actual inseguridad en torno a la clase de religión". Y el obispo de Sigüenza-Guadalajara, José Sánchez, que expresó su temor porque la asignatura de educación para la ciudadanía "prime sobre la de religión y pueda convertirse en un instrumento para colar la ideología del Estado".

La Alianza Evangélica Española, una de las entidades fundadoras de la federación española de protestantes (más de un millón de fieles) avaló la decisión del Gobierno sobre los cambios en la asignatura de la religión y planteó la necesidad de que el contenido de la enseñanza religiosa que se incluya en las distintas materias "abandonen los prejuicios contra el protestantismo", informa Marta Aguirregomezcorta.

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