Una nueva técnica ecográfica permite detectar antes retrasos y malformaciones fetales
La exploración en cuatro dimensiones facilita el seguimiento de embarazos múltiples
Dicen que la cara es el espejo del alma, pero también lo es del cerebro; por esto es tan importante ver con nitidez el rostro de los fetos". El jefe del servicio de Medicina de la Reproducción de la clínica Dexeus de Barcelona, Pere Barri, defendía esta idea el pasado viernes al presentar en público los resultados de un estudio sobre las utilidades de una nueva técnica que permite realizar ecografías con gran nitidez y en cuatro dimensiones (4-D) para identificar así casi cualquier tipo de malformación o problema neurológico del futuro bebé.
Y es que la tradicional ecografía borrosa y con una resolución que hace intuir más que ver los miembros del feto, podría tener los días contados. La nueva técnica cuatridimensional se denomina así porque permite observar al bebé a lo largo y a lo ancho, en su preciso volumen y en tiempo real.
El uso de este tipo de ecografías en España es reciente y se utilizan desde hace sólo ocho meses en embarazos de alto riesgo. En países como Austria, Reino Unido o Croacia el aparato se encuentra ya en hospitales del sistema público de salud y, según los responsables de la investigación, su uso se popularizará en un futuro próximo.
Asim Kurjak, investigador de Hospital Sveti Duh de Zagreb (Croacia) y coautor del estudio presentado en la Clínica Dexeus explicó que "la tecnología 4-D permite detectar con gran precisión y de forma rápida un retraso neurológico del feto durante el embarazo, lo que facilitaría la posibilidad de recuperación del niño". Y es que los retrasos neurológicos, causados en muchas ocasiones por parálisis cerebrales, no suelen generarse durante el parto, sino durante la etapa intrauterina del bebé. "Por esta razón debemos atajar el problema antes del nacimiento", defendió el investigador croata.
La proliferación de los embarazos de mellizos en los últimos años evidenció las carencias de las ecografías tradicionales para detectar este tipo de problemas y obligó a desarrollar la nueva tecnología en cuatro dimensiones, que permite ver con mayor nitidez y desde todos los ángulos los diferentes fetos.
Gracias a la nueva tecnología se pueden apreciar bien las pautas de comportamiento del feto, entre ellos los actos de bostezar, el llanto o el parpadeo, que constituyen indicadores fiables del desarrollo neurofisiológico, explicó Kurjak, quien reiteró que "la cara del feto nos refleja qué pasa en el cerebro".
Mediante esta tecnología se pueden capturar simultáneamente los movimientos de la cabeza, del cuerpo y de las extremidades en tres dimensiones, hecho que permite estudiar las fases de desarrollo anatómico de los fetos, ya en las primeras semanas de la gestación, cuando se desarrollan la mayoría de los patrones de movimiento. A partir de la semana 15 se pueden observar prácticamente todos los patrones (sobresaltos, hipos, respiración, bostezo, succión, rotación de todo el feto...), y más adelante permite visualizar el ritmo cardiaco fetal y los movimientos corporales y oculares.
Según Pere Barri, cualquier dificultad detectada en la realización de estos movimientos puede "evidenciar" que algo falla en el desarrollo neurofisiológico. En opinión de este investigador el verdadero reto ahora es conocer cómo se produce el desarrollo del sistema nervioso del feto.
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