España es el segundo país de la UE en casos de 'vacas locas'
Badiola califica de "buena" la situación alimentaria española
España se ha convertido en el segundo país de la Unión Europea en número de casos de vacas locas, según los datos que maneja, con fecha de 25 de agosto, la Comisión Europea. El primer país en número de casos de encefalopatía espongiforme bovina es Reino Unido, con 194, seguido por España (84), Irlanda (82), Portugal (52), Alemania (41) y Francia (38).
En 2003 los 15 países que formaban la Unión reconocieron 1.395 casos de esta enfermedad . España ocupó en aquel momento el tercer lugar, con 173.
La cifra va disminuyendo en la UE desde 1992, cuando se contaron 37.302, según la web de control de la enfermedad (www.eeb.es/pags/europa.htm). En cambio en España los casos han ido ido en aumento progresivo : hubo 2 casos en 2000, 82 en 2001, 127 en 2002 y 173 en 2003.
El director del Laboratorio Nacional de Referencia de Encefalopatías Espongiformes Transmisibles y presidente del Consejo General de Veterinarios de España, Juan José Badiola, calcula que la cifra real de casos en lo que va de año se acerca al centenar en España.
Bajo control
"Se trata de una crisis que está bajo control, pero que aún hoy continúa", explicó Badiola ayer en un curso sobre seguridad alimentaria que se celebra en Baeza (Jaén). El veterinario dijo también que, aunque en España oficialmente esta enfermedad no ha afectado a humanos, no se puede saber si en el futuro aparecerá algún caso, "porque la enfermedad se incuba durante años".
Badiola calificó en el curso la crisis alimentaria de la encefalopatía espongiforme bovina como "la más grave que se ha producido en la historia en toda Europa".
Agregó el experto que una crisis de tal tamaño ha servido para que los países incrementen sus medidas de seguridad en el proceso alimentario, pero "ello no significa que no se sigan produciendo crisis alimentarias que, además, resultan cada vez más difíciles de resolver".
Con todo, Badiola calificó la situación alimentaria de España de "buena". Mencionó el papel de los inspectores de alimentos y dijo que "han de ser funcionarios para que puedan trabajar de forma independiente a los poderes económicos". Badiola se mostró convencido de que estos especialistas "no son susceptibles de sobornos".
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