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VIOLENCIA EN IRAK

Un informe oficial culpa a los responsables del Pentágono de no impedir las torturas

La comisión achaca a "personas e instituciones" al más alto nivel los abusos en Abu Ghraib

"Había un caos en Abu Ghraib". El fracaso de liderazgo de los altos mandos militares -sobre el terreno, pero también en Washington, incluido Donald Rumsfeld-, la situación en la cárcel y la iniciativa de los soldados implicados son las claves que permitieron las torturas a los presos iraquíes, según la comisión que ha investigado lo ocurrido por cuenta del Pentágono, que sostiene que no hubo "una política que ordenara los malos tratos". Por otro nuevo informe que ya fue adelantado la semana pasada se supo ayer que se utilizaron perros para amenazar y asustar a los detenidos más jóvenes.

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Además del caos, hubo "sadismo en el turno de noche de la prisión, que era como una casa de fieras", según el ex secretario de Defensa, James Schlesinger, que ha encabezado la comisión independiente que ha investigado por encargo del Pentágono. El informe describe el trato de los presos como "actos de brutalidad y sadismo gratuito" que se podían haber evitado con la adecuada responsabilidad de los mandos, la supervisión y la preparación de los guardias. "Los malos tratos no se debieron sólo al fracaso de algunos individuos a la hora de seguir las normas; representan también algo más que el fracaso de unos pocos mandos para imponer la disciplina adecuada", dice el informe, que concluye que "ha habido tanto responsabilidades individuales como institucionales, en los niveles más altos".

La responsabilidad principal de esta pasividad que permitió las atrocidades conocidas se atribuye "directamente" a los mandos en Irak, "porque no supervisaron lo que estaba ocurriendo en Abu Ghraib". Pero también hay "una responsabilidad indirecta en niveles superiores", es decir, en Washington: "Los líderes civiles y militares del Pentágono comparten la carga de esta responsabilidad". El informe destaca, sin embargo, que no ha encontrado que hubiera órdenes directas de llevar a cabo los interrogatorios o de tratar a los prisioneros con torturas.

Abu Ghraib estuvo mal elegido como lugar de detención de civiles iraquíes: había sido la cárcel del régimen anterior, estaba en una zona peligrosa, la policía iraquí pasaba armas a presos y había sólo un guarda por cada 75 detenidos, pero ésos eran "problemas documentados y bien conocidos". Por esa razón se critica sin reservas al general Ricardo Sánchez, entonces jefe del despliegue: "Creemos que el general Sánchez debería haber adoptado acciones más firmes en noviembre, cuando entendió la dimensión de los problemas de mando en Abu Ghraib" y "no garantizó la adecuada supervisión del turno de noche".

Responsabilizar a los mandos

Cuando el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, encargó a esta comisión el informe presentado ayer, les dijo que estaba interesado "en un análisis independiente y objetivo". En sus conclusiones, además de responsabilizar a la cadena de mando, Schlesinger asumió que "la labor de inteligencia es muy importante en la nueva guerra contra el terrorismo", pero reiteró que los malos tratos "no se debieron al propósito de obtener información de los prisioneros; fueron actividades por libre del turno de noche en Abu Ghraib".

Por otra parte, ayer se conocieron nuevos detalles de las torturas. Ya se sabía desde la primavera, gracias al informe del general Antonio Taguba y a los documentos gráficos que le acompañaban, que entre las prácticas sádicas de los soldados estaba la de intimidar con perros sin bozal a los presos, en el marco de las atrocidades empleadas para presionarles en los interrogatorios. En una de las fotos se veía a un perro tirando de la correa de su guardián frente a un preso desnudo. Lo que el informe del general George Fay, que se dará a conocer hoy, detalla -según The Washington Post- es que dos policías militares con perros hicieron eso mismo con detenidos de 15 o 16 años y que lo hicieron, según una fuente militar, como una competición entre ellos. "Estas acciones fueron erróneas, ilegales, no autorizadas y, algunas, sádicas. Queda claro que fueron las acciones de unos pocos, que pasaron inadvertidas debido a un fracaso de dirección". Fay concluye que los mandos de la cárcel y los jefes militares del despliegue son responsables, por omisión o pasividad, de lo ocurrido. Pero no se recomiendan acciones contra ellos.

Soldados de la Fuerza de Intervención Iraquí patrullan las inmediaciones del santuario de Alí en Nayaf.
Soldados de la Fuerza de Intervención Iraquí patrullan las inmediaciones del santuario de Alí en Nayaf.REUTERS

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