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Reportaje:

La brecha sigue abierta en Venezuela

El referéndum no ha puesto fin a un clima de crispación que amenaza con agudizarse ante las próximas citas electorales

Juan Jesús Aznárez

La ratificación presidencial de Hugo Chávez fue aplaudida en Wall Street porque garantiza el suministro de crudo a EE UU y a otros mercados al despejar el temor a un eventual plante de los 18.000 trabajadores oficialistas del monopolio público Petróleos de Venezuela (PVDSA), quinto exportador del mundo, de haber perdido su líder el referendo. La oposición lo perdió, se plantó y no acepta la derrota. Sus posibilidades de distorsionar el bombeo de crudo son mínimas, pero si continúa negando el triunfo de Chávez, aceptado por la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Centro Carter, y reiterado por dos auditorías, la normalización política y social de Venezuela será imposible.

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Independientemente de que el frente antigubernamental agrupado en la Coordinadora Democrática (CD) siga en sus trece, la crispación proseguirá porque las elecciones a los 23 gobiernos locales y alcaldías del 26 de septiembre, y las generales de diciembre del año 2006, invitan a una nueva travesía de populismo, animosidad y retórica. "¿Qué van a hacer, no van a las regionales? Perfecto, regalen esas gobernaciones", dijo Samuel Moncada, titular de la campaña oficialista.

A corto plazo, el probable escenario venezolano es éste, según los análisis más fiables: el ruido político será intenso, pero el elevado precio del barril, por encima de los 40 dólares, permitirá al Gobierno "profundizar la revolución de los pobres" y acentuar el paternalismo de Estado, políticamente dirigido hacia su gente: los necesitados, su cantera de votos, el 70% de los 25 millones de venezolanos. Siete de cada diez no tiene trabajo o se emplea en la economía informal, según la opositora Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV). El populismo económico y el discurso de lucha de clases, entre otros factores, permitieron al Gobierno ganar con holgura el referendo revocatorio del día 15 y siete sucesivos triunfos desde las generales del año 1998.

La oposición podrá torpedear o abstenerse en las regionales, entrando de nuevo al choque; también presentar candidaturas únicas y elegir, en primarias, un líder susceptible de batir a Chávez. "Ahora, a consolidar el modelo económico", animó Chávez el día de su victoria. Pero, desde hace decenios, Venezuela no presenta un modelo claro y sostenido porque el grueso del PIB gira en torno al petróleo. El país se desarrolló rápidamente entre los años 1940 y 1980 gracias a esos ingresos, que después declinaron. Los Gobiernos de Acción Democrática (AD), socialdemócrata, y de COPEI, democristiano, que coincidieron con el barril caro durante bipartidismo imperante entre los años 1958 y 1998, ganaron elecciones al repartir riqueza. Cuando el precio del crudo se desplomó, las dádivas se redujeron, y con ellas, los votos.

Pero aunque el barril pudiera abaratarse, el Gobierno chavista dispone de fondos, y podrá endeudarse y llegar al año 2006 sin descuidar las misiones: las obras sociales y subsidios en los cerros de Venezuela, domicilio de buena parte del voto oficialista. De momento, soplan vientos a favor para esta suerte de peronismo en el Orinoco. La economía, que cayó un 9,2% el pasado año como consecuencia de la huelga petrolera de la oposición, crecerá diez puntos este año, según portavoces del Banco Central de Venezuela, que instaron al Gobierno a una mayor disciplina fiscal después de los derroches electoralistas. La inflación llegó hasta el 26%, la tercera más alta de América Latina, y el déficit fiscal trepó hasta el 6% del PIB.

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La oposición, mientras tanto, trata de mantenerse unida después de que el principal sindicato de empresarios aceptase una tregua con el Gobierno y se desmarcase de la confrontación. "Hay dos Venezuelas que tienen que ser conciliadas", declaró Albis Muñoz, presidenta de Fedecámaras. El anhelo es de difícil consecución porque en Venezuela el adversario se transformó en enemigo.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, durante una comparecencia en el palacio de Miraflores.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, durante una comparecencia en el palacio de Miraflores.ASSOCIATED PRESS

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