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Seis años de tensión entre Washington y Caracas

Juan Jesús Aznárez

La tardanza con que la Administración de Estados Unidos reconoció el triunfo del presidente venezolano, Hugo Chávez, en el referéndum del domingo era previsible, porque las relaciones políticas entre Washington y Caracas fueron crispadas, con frecuentes choques bilaterales, desde el triunfo del izquierdista y antiimperialista ex teniente coronel en las generales de diciembre de 1998.

La Organización de Estados Americanos (OEA) y el Centro Carter, dirigido por el ex presidente demócrata James Carter, avalaron el triunfo de Chávez, pero la Administración del republicano George W. Bush condicionó en un principio su reconocimiento a una auditoría "rápida, completa y transparente" del escrutinio. El vicepresidente venezolano, José Vicente Rangel, informó ayer de que Carter sostuvo una entrevista con el secretario de Estado, Colin Powell, para lograr que Estados Unidos acepte abiertamente el triunfo de Chávez.

Simpatía por la oposición

La Casa Blanca siempre simpatizó con la oposición: apoyó desde el año 2001 su ofensiva contra la presidencia del caudillo bolivariano y reconoció la presidencia de facto de 47 horas del empresario Pedro Carmona, establecida tras el golpe de abril de 2002, que disolvió los tres poderes del Estado. El suministro de petróleo venezolano a Estados Unidos nunca falló, pero el discurso de Chávez contra el "imperialismo y terrorismo yanqui en Afganistán o Irak", su amistad con Fidel Castro o la sintonía con la izquierda moderada o radical de América Latina disgustaron a Washington, que el domingo hubiera descorchado champaña con la derrota de Chávez en el referéndum.

El comunicado del Departamento de Estado publicado el lunes y las declaraciones de sus portavoces, que instaron a la reconciliación nacional y descartaron el apoyo norteamericano a reacciones violentas, insistieron en las primeras horas en una investigación a fondo de los votos, lo que constituyó una muestra más de solidaridad con una oposición en horas bajas. La inicial tibieza norteamericana ante su contundente triunfo no pareció preocupar a Chávez, que destacó su generalizada aceptación en las cancillerías de todo el mundo.

El presidente de Chile, Ricardo Lagos, afirmó ayer que el referéndum de Venezuela fortalece al sistema democrático de la región latinoamericana. En parecidos términos se expresó el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. El secretario de la ONU, Kofi Annan, pidió a los venezolanos que resuelvan sus diferencias con el mismo espíritu cívico y democrático con el que se celebró el referéndum.

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