Andalucía difunde en centros de salud el uso de anticonceptivo s subcutáneos
El Servicio Andaluz de Salud ha realizado implantes a 200 mujeres
Los implantes subcutáneos son el método anticonceptivo más efectivo, por encima incluso de los quirúrgicos como la vasectomía o la ligadura de trompas. Pero su tardía comercialización en España y el reducido número de centros que los colocan influyen en su falta de popularidad. El Servicio Andaluz de Salud puso en marcha en 2003 un proyecto piloto para extender su uso mediante su colocación en centros de atención primaria. Más de 200 mujeres han pasado desde entonces por los tres centros del distrito sanitario de Granada que lo suministran gratuitamente con resultados satisfactorios.
En España se comercializan dos variedades de implantes: Implanon, con una duración de tres años, y Jadelle, de cinco. Se trata de varillas de polímero (una el primero, dos el segundo) que se colocan bajo la piel en la cara interna del brazo y liberan una pequeña dosis de su compuesto activo cada día. La inserción, con anestesia local, se completa en uno o dos minutos y no requiere ingreso hospitalario. A los tres meses se hace una primera revisión que después se repite cada año.
El riesgo de quedarse embarazada con cualquiera de estos productos es del 0,1%, según el Grupo de Salud Reproductiva de la OMS, lo que lo convierte en el anticonceptivo más seguro, muy por encima de la píldora (entre 6% y 8% de fallos) o el preservativo (14%). Los implantes superan incluso a los métodos quirúrgicos. Según ese ranking, la vasectomía falla en el 0,2% de los casos y la ligadura de trompas en el 0,5%. Ambos productos valen 162 euros, lo que los convierte en el anticonceptivo más barato de toda la gama existente. Si se divide su precio por su periodo de efectividad, Jadelle -subvencionado por la Seguridad Social- cuesta sólo un euro al mes por los 4,5 euros del Implanon.
Por ello y por sus reducidas contraindicaciones, el implante está indicado para cualquier mujer en edad fértil. A diferencia de la píldora, no contiene estrógenos, por lo que desaparecen los problemas de coagulación y el riesgo de trombosis, los efectos secundarios más graves de esa hormona. Las pacientes fumadoras mayores de 35 años, para las que la píldora no se recomienda, también pueden utilizarlos. "Es excelente para las adolescentes, ya que el 60% abandonan la píldora al año de prescripción", explica Lorenzo Arribas, responsable del proyecto andaluz, que recuerda que estos métodos "no requieren un esfuerzo de voluntad diario por parte de la mujer".
Su extracción es tan sencilla como la colocación: basta una incisión de unos milímetros. Los efectos del implante desaparecen rápidamente. A la semana, los niveles de gestágeno (la hormona que contienen las varillas) son indetectables. La mayoría de las mujeres ovulan entre tres y seis semanas después de su retirada sin que su fertilidad se vea afectada.
Su principal inconveniente está en las alteraciones que produce en el ciclo menstrual. Entre el 29% y el 51% de las mujeres que lo usan experimentan sangrados infrecuentes y algunas llegan a perder la menstruación. Ocho de cada 100 sienten durante los primeros meses el efecto contrario, es decir, reglas abundantes y frecuentes. Esos cambios desaparecen de inmediato tras su retirada. El 90% de las pacientes recuperan su ciclo habitual al tercer mes de la extracción.
"El ciclo cambia y la regla es imprevisible, pero eso no significa que los implantes impliquen riesgos para la salud", asegura Arribas, que califica este efecto de "obstáculo cultural" para algunas mujeres y lo reconoce como la principal causa de abandono. El médico explica que para evitarlo es necesario el asesoramiento previo. "Antes de colocarlo, hablamos con ellas y se lo explicamos para valorar si están dispuestas a aceptarlo. Para algunas, la escasez de reglas es una ventaja adicional", añade. Una vez insertado, las mujeres deben completar un calendario menstrual en el que apuntan los días de sangrado y su cantidad para su posterior control médico.
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