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El mejor arte africano contemporáneo se exhibe en el corazón de Europa

Las 140 obras de la muestra, cargadas de ironía y furia crítica, viajarán a París, Londres y Tokio

África ha dejado de ser exótica. La exposición de arte contemporáneo Africa Remix se propone acabar con los estereotipos que sobre ese continente perviven desde la época colonial y que han marcado toda su producción artística popular. Las 140 obras de 88 artistas que residen tanto dentro como fuera de África proceden de 25 países, se pueden ver en el Kunst Palast de Düsseldorf desde hoy y hasta el 7 de noviembre y demuestran que el arte de un continente marginado por los centros del mundo occidental se basa en conceptos artísticos universales. E ironiza sobre su etnicidad.

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El falso dilema entre el campo y la ciudad

El argumento étnico como característica que define su identidad ha desaparecido del arte africano que se presenta en la muestra de Düsseldorf y se ha transformado en un gesto que se presta para la ironía, la crítica y la autorreflexión. Africa Remix. Arte contemporáneo de un continente muestra que existen muchas voces artísticas de origen africano, que son muy variadas y que se expresan sobre la política, la economía, las relaciones humanas, la civilización y la naturaleza.

¿Qué es África? A esa pregunta intentan responder con la exposición el comisario de la muestra, Simon Njami, escritor camerunés que vive en París, y los comisarios adjuntos: los directores de la Hayward Gallery de Londres, el Centre Pompidou de París y el Mori Art Museum de Tokio, instituciones que marcan las tendencias del mercado internacional del arte contemporáneo y que acogerán la muestra después de su paso por el Kunst Palast.

En el pasado, muchos intentos de responder esta pregunta fracasaron. La última Documenta en Kassel, una de las exposiciones más importantes de arte contemporáneo, decepcionó a algunos artistas y críticos que esperaban que su comisario, Okwui Enwezor, hubiera dado más importancia al arte africano. Africa Remix es una reacción frente a aquella ausencia, según el director del Kunst Palast, Jean-Hubert Martin.

Con este fin, la exposición acoge trabajos procedentes de las cuatro esquinas del África subsahariana con el denominador común de situarse más allá de "un arte para turistas". Son 144 obras que ofrecen al visitante la posibilidad de interpretar, a través de una amplia gama de lenguajes artísticos -pintura, escultura, instalación, fotografía, literatura, moda, cine y música-, las realidades de las sociedades africanas e internacionales dejando a un lado el estereotipo "exótico" propio de la colonización. Se trata de mezclar las cartas, remix, de distanciarse de esa idea de África como "pobre, enferma, hambrienta, violenta" que servían para justificar la política colonial, según David Elliott, director del Mori Art Museum en Tokio.

Nombres conocidos

La mayoría de las obras exhibidas en una superficie de 3.000 metros se han realizado en los últimos 10 años, y algunas de ellas especialmente para la muestra. En la lista de los artistas figuran nombres conocidos como David Goldblatt, Bodys Isek Kingelez, William Kentridge y Yinka Shonibare, y existen otros muchos casi desconocidos.

Pero el hecho de que Africa Remix evite los estereotipos no quiere decir que no existan factores comunes en el arte creado por africanos, tanto en las ciudades del continente como en los suburbios de París o Londres. Uno de ellos es la vocación por el escándalo y por el caos. "Las ciudades no tienen centros", "los barrios de las ciudades no son barrios" y "el inglés que se habla en Lagos, Accra o en Johanesburgo no es inglés", sostiene Njami, el comisario de Africa Remix .

África sufre de silencio. Sus voces permanecen mudas. Nijami lamenta que, si se entiende el arte como descripción, interpretación y comentario de la sociedad, en el caso africano hay que decir que "el artista se calla". El escritor camerunés explica que "en África no se fabula, se vive", y que esa vitalidad es resultado de las contradicciones que caracterizan al continente. "África es vieja y joven", sostiene Njami, y "del choque entre ambas situaciones se producirá la África moderna".

Las obras exhibidas en Düsseldorf rompen el silencio. Los tambores suenan sin lamento.

"We are all post exotics" ("Todos somos posexóticos"), escribe el pintor angoleño Fernando Alvim sobre un telón blanco. Al lado de las letras: un espejo. ¿Cuál es el criterio para decidir que una persona o todo un continente es exótico?

Una de las tres secciones de la muestra, Historia e identidad, reúne obras que analizan los términos "autenticidad" e "identidad". En El salón de un filántropo victoriano (1996-1997), del pintor nigeriano Yinka Shonibar, nominado para el Premio Turner, muestra una sala decorada al estilo tradicional inglés. El artista utiliza telas africanas, de colores llamativos y con dibujos abstractos, para forrar los sillones y para las cortinas. Es un ejemplo del humor con el que los artistas muestran el conflicto que se produce cuando unos se dedican a inventar a otros.

En la sección Ciudad y paisajes, el artista congoleño Kingelez presenta la maqueta de una ciudad utópica, con edificios que se doblan y se abren como abanicos, que nacen como quieren.

En la sección Cuerpo y alma, una imagen muestra a una mujer inmensa, de mirada distante y poderosa, que aplasta el cuerpo de un hombre delgado con la clara intención de demostrar que los estereotipos no se limitan a naciones o regiones, que existen dentro de todas las sociedades.

<i>El chef, </i>fotografía de Samuel Fosso (República Centroafricana).
El chef, fotografía de Samuel Fosso (República Centroafricana).
Detalle de <i>African Adventure,</i> de Jane Alexander.
Detalle de African Adventure, de Jane Alexander.
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