Márkaris critica con humor la corrupción de los Juegos de Atenas
'Suicidio perfecto', su tercera novela, es un ataque despiadado a la izquierda griega
Petros Márkaris (Estambul, 1937) ha sido una de las estrellas de la Semana Negra de Gijón, que ayer cerró su XVII edición. Suicidio perfecto (Ediciones B), su tercera novela, ataca en dos frentes: la corrupción y especulación inmobiliaria surgida a raíz de los próximos Juegos Olímpicos de Atenas y el desmoronamiento de la izquierda que luchó contra la junta militar y la dictadura y que, tras 20 años en el gobierno, vendió sus sueños por dinero y poder.
"Desgraciadamente somos víctimas de la ira divina", afirmó Petros Márkaris en Gijón, refiriéndose a los próximos Juegos Olímpicos de Atenas. "Es un proyecto muy grande para un país pequeño y sin infraestructuras. Ha habido que partir de cero. Eso significa grandes cantidades de dinero, eso significa corrupción. El Gobierno distribuye el dinero entre sus amigos. La corrupción empieza en el Gobierno y luego, escalón a escalón, alcanza a todos". Está indignado. "¿Quién va a pagar todo esto? En Grecia utilizamos una frase cuando nos presentan una factura. La llamamos la triste. ¿Quién va a pagar la triste? Los griegos".
De esa corrupción habla en Suicidio perfecto, y de la explotación y estafa a los inmigrantes, y de cómo empresas amigas de los políticos se han extendido por los Balcanes.
La trama policiaca de Suicidio perfecto es de las que no dejan dormir. Iásonas Favieros, un triunfador empresario, propietario de una importante constructora que opera en todos los países balcánicos y que se ocupa de una parte importante de las obras de los JJ OO, se suicida en directo durante un programa de televisión. Había sido de izquierdas, una mezcla de antifascista y de pez gordo. Luego es el diputado Stefanakos quien se suicida en la misma emisora. Aparentemente seguía siendo de izquierdas. Más tarde, Vakirtzís, un conocido periodista, se quema a lo bonzo ante sus invitados en una fiesta en su casa. ¿Están relacionadas las tres muertes? ¿Por qué los tres se suicidan en público? El comisario Costas Jaritos, de baja a consecuencia de las graves heridas sufridas en la novela anterior, investiga casi clandestinamente por orden de su jefe. Y lo que encuentra huele muy mal.
Márkaris es implacable con la izquierda de su país. "En griego la novela se titula El Che se suicidó, porque si viera en qué estado está la izquierda se suicidaría seguro". "Como en España, la izquierda griega ha sufrido varias derrotas. Y sin embargo, los jóvenes estudiantes del Politécnico se plantaron en 1973 y en 1981, con el Pasok, llegaron al Gobierno y estuvieron 20 años. Aquellos jóvenes de izquierda llevaron la corrupción a su máxima expresión. En menos de 30 años perdieron sus ideales y se hicieron ricos y poderosos".
Manuel Vázquez Montalbán escribió dos carvalhos furiosos con motivo de los JJ OO de Barcelona. Suicidio perfecto no llega al grado de indignación de MVM. "Vázquez Montalbán pudo darse el gusto de estar furioso. Las cosas han cambiado. La furia, lamentablemente, ha desaparecido. Nos hemos acostumbrado a aceptar las cosas como son. Ni siquiera nos enfadamos. En tiempos de globalización, la apatía también es global".
Márkaris mira las cosas con más distancia. Cuenta que lo aprendió de Brecht, de quien es traductor. "Me enseñó a mirar las cosas desde lejos, me dijo que no me implicara emocionalmente. Puedo mirar Atenas con distancia, pero no sé si lo conseguiré cuando escriba sobre Estambul, donde nací y pasé mi infancia. Con ella no me servirá el humor ni la distancia, creo que me implicaré".
El escritor griego se siente próximo a Vázquez Montalbán, al marsellés Jean Claude Izzo o al italiano Andrea Camilleri. "Somos mediterráneos y la novela policiaca mediterránea es en realidad una novela social con trama criminal. Somos completamente diferentes de los escritores del norte, como Henning Mankel o Lisa Marklund".
Cuando se le dice que en su novela hay una cierta cultura de la resistencia, Márkaris pide que leamos la última frase del comisario Jaritos: "No quiero ser un desgraciado, pero ¿cómo es que al final me siento siempre como un gilipollas?". "Así me siento, como un gilipollas", concluye entre estruendosas carcajadas.
La XVII edición de la Semana Negra de Gijón, que se clausuró ayer, recibió -según los datos que ofreció el director y promotor, el escritor y periodista asturmexicano Paco Ignacio Taibo II- más de un millón de visitantes, que adquirieron 41.000 libro, a lo largo de los diez días que ha durado este festival en torno a la literatura policíaca, de misterio y de ciencia ficción, informa Javier Cuartas.
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