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Reportaje:LA INVESTIGACIÓN DEL 11-M | Las zonas de influencia del islamismo violento

Ceuta y Melilla, la frontera de la 'yihad'

Informes oficiales advierten de que el paro y la marginalidad alimentan el integrismo radical

José María Irujo

Ceuta y Melilla son para el Ministerio del Interior dos de los puntos más "calientes" y a la vez débiles en la prevención y lucha contra el terrorismo de Al Qaeda. Pese a su proximidad geográfica con Marruecos, no cuentan con un solo especialista en terrorismo islamista en las plantillas de las Fuerzas de Seguridad del Estado, según reconocen los mandos consultados. Todos sus agentes son generalistas, y los espías del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) destacados en la zona se han dedicado más a investigar las actitudes anexionistas marroquíes que a detectar células fundamentalistas.

Desde el año 2000, la Delegación del Gobierno en Ceuta, al frente de la cual estaba Luis Moro, y diversos servicios de información elevaron al Gobierno informes en los que advertían del riesgo de que el integrismo marroquí contagiara a sectores musulmanes de esa ciudad, denunciaron la presunta vinculación de líderes de asociaciones religiosas con el narcotráfico y dejaron constancia de la proliferación de mezquitas sin control. También reclamaron mayores dotaciones policiales así como integrar en la sociedad a los sectores musulmanes más marginales, para evitar que sean caldo de cultivo de grupos integristas.

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Algunas de sus previsiones se han cumplido: 40 de los 61 presuntos autores y colaboradores de la matanza del 11-M son marroquíes, varios de los suicidas de Leganés visitaron Ceuta y en los sectores marginales de esa ciudad y de Melilla se aprecian signos favorables al fundamentalismo. Además, las conexiones entre los traficantes de hachís, uno de los motores económicos de la zona, y la yihad son evidentes.

Un informe de 25 páginas, fechado en noviembre de 2000 y titulado Segregacionismo y actitudes antiespañolas en la ciudad de Ceuta elevó al Gobierno la propuesta de intensificar las medidas de "inteligencia, contrainteligencia e información", dificultar que las asociaciones con fines religiosos se dediquen a otras actividades y controlar las mezquitas y a sus imanes.

"Hay que impedir de forma tajante el ejercicio de sus labores en las mezquitas a imanes que no sean españoles y de los que no se tenga la total certeza de su dedicación exclusiva a temas religiosos. Es inconcebible que con ocasión de los enfrentamientos entre Israel y el pueblo palestino se hayan lanzado desde algunas mezquitas consignas xenófobas y de lucha contra los judíos", señala el documento. En los aledaños de esas mezquitas se hicieron pintadas en apoyo a la yihad y grupos de jóvenes atentaron contra una sinagoga.

En 2002, otro informe reservado de la Delegación del Gobierno señaló que de las 24 mezquitas y centros de oración de Ceuta, 14 eran financiadas "total o parcialmente" por el Habus de Tetuán, administración de los bienes religiosos de Marruecos. Una de ellas, la de Benzú, está subvencionada por el Estado español a través de la Comisión Islámica de España. "El resto subsiste gracias a las aportaciones de los fieles. En casi todos los casos, estas mezquitas están construidas de forma ilegal".

Además se denunciaba que en los bajos del domicilio particular de una familia "dedicada al narcotráfico y blanqueo de capitales, se ubica una mezquita dirigida por imanes marroquíes". Y se advertía: "Para los musulmanes, contribuir con fondos a la construcción de una mezquita les da un gran prestigio social, lo que es aprovechado por los dirigentes del narcotráfico y crimen organizado para efectuar labores de captación. Los musulmanes con alto poder adquisitivo, aun de dudosa procedencia, seguirán participando en la construcción de mezquitas y oratorios hasta implantarse por toda la ciudad".

Hoy, en Ceuta, una ciudad con 74.931 habitantes, hay 30 mezquitas, la mayoría pequeñas y casi todas dirigidas por imanes marroquíes. Una cantidad que algunos consideran excesiva para los 22.500 ciudadanos musulmanes que residen en la ciudad y que representan el 30% de la población. El colectivo musulmán se divide en tres grupos: suníes (80%), suníes promarroquíes (18%-20%) y suníes del movimiento Tabligh (0,2%), según los citados informes. De este último surgió Hamed Abderramán Ahmed, el joven ceutí detenido en Afganistán en 2001, encarcelado en Guantánamo (Cuba) y puesto en libertad por el juez Garzón el pasado martes.

Los representantes de los dos partidos musulmanes con representación en la Asamblea de Ceuta, que preside Juan Jesús Vivas (PP), reconocen que Marruecos financia las mezquitas. Mustafá Mizzian, 52 años, el único diputado musulmán del Partido Demócrata y Social de Ceuta, que en la anterior legislatura gobernó con el PP, recuerda que hace más de dos años pidió al Gobierno que las financiara para "contrarrestar la influencia de Marruecos". "Solicitamos que se supervisaran los programas de enseñanza y los discursos de los imanes. Les pareció bien, pero lo dejaron en el olvido".

Mohamed Alí, 28 años, abogado y diputado de Unión Demócrata Ceutí, el partido musulmán con mayor implantación en esa ciudad -3 de los 25 escaños-, añade que el Gobierno de Marruecos no sólo paga a los imanes sino "la luz, el agua y todos los gastos, porque el Gobierno español no paga nada".

Jerónimo Nieto, de 55 años, el nuevo delegado del Gobierno, asegura que son "muchas" mezquitas para la población musulmana ceutí y muestra su inquietud por las más pequeñas. "Queremos saber todo lo que está pasando en esas mezquitas. Observamos una mayor práctica religiosa por las ayudas de Marruecos".

La proximidad de Tetuán, a unos 35 kilómetros, y el hecho de que varios de los implicados en los atentados del 11-M fueran originarios de esa zona ha generado inquietud. Además, algunos de esos terroristas frecuentaban Ceuta. Jamal Ahmidan, El Chino, conocido narcotraficante de hachís y uno de los suicidas de Leganés (Madrid), visitaba Ceuta con frecuencia. En 1999, Kounjaa Abdennabi, otro de los fallecidos en el suicidio colectivo, fue detenido en esa ciudad con un coche robado y expulsado. El pasado enero, dos meses antes del 11-M, la policía local lo detuvo de nuevo en un control de tráfico. Uno de los hermanos Oulad, implicados en la matanza, era muy conocido en los ambientes radicales ceutíes, y Abdelila el Fadoual el Akiz fue detenido allí por trasladar a Madrid parte de la dinamita robada. "Frecuentaban el polígono de El Tarajal. Su aparición en esta historia no ha sorprendido", asegura un político musulmán que pide que se omita su nombre.

Mizzian, cuyo partido perdió dos escaños en las últimas elecciones en favor de la UDC, señala que en Tánger y Tetuán hay mezquitas de corriente wahabita, la más integrista, pero no le preocupa. "Ellos no lo ocultan ni esconden sus discursos religiosos. Hay que respetarlos. Sólo Dios sabe lo que puede pasar", dice.

Los servicios de información destacan su preocupación por esa influencia de Marruecos en Ceuta. Un informe confidencial de mayo de 2002 terminaba así: "La imbricación de la población musulmana de Ceuta con el Reino de Marruecos a través de los centros de oración que controla y la presencia de la delincuencia organizada en los mismos, captando en ambos casos la voluntad de un colectivo fácilmente manipulable, caracterizado por la falta de cultura, la marginalidad, el complejo de inferioridad y el autoconvencimiento inducido de formar parte de un colectivo oprimido... La religión, el narcotráfico y la delincuencia a gran escala ha aunado voluntades y calado como lluvia fina entre este colectivo, sobre todo su juventud. Fruto del caos reinante se genera un caldo de cultivo aprovechado por los líderes musulmanes (de determinadas asociaciones religiosas) que controlan la opinión del colectivo para lanzar mensajes en favor de la guerra santa cada vez que surgen conflictos internacionales".

Esta visión no la comparten los dirigentes musulmanes Mizzian y Alí, para quienes el hecho de que Marruecos redacte los discursos de los viernes en las mezquitas ceutíes es una garantía de que su contenido no es radical. Lo mismo piensa Mohamed Chaib, ex consejero de Asuntos Sociales. "Ésa es la mejor garantía de que no exaltan la violencia. Predican la tolerancia y el respeto. El problema está sólo en los pequeños oratorios. Se ha sido demasiado tolerante en el tema religioso", asegura.

Los servicios de inteligencia reclamaron varios años antes del 11-M una mayor lucha contra las bandas de narcotraficantes en Ceuta "debido al apoyo que los mismos prestan a las referidas actividades radicales", y pidieron más contundencia en las acciones policiales, administrativas y judiciales. Entonces, varias bandas de traficantes de hachís desafiaban a la ciudadanía y protagonizaban tiroteos con total impunidad. Los apedreamientos a los vehículos policiales que entraban en los barrios más marginales y desasistidos (Príncipe Alfonso, Los Rosales y Patio Castillo), se cifraron en una media de nueve mensuales desde 1999 a 2003. A diez guardias civiles les quemaron sus coches particulares y las amenazas a sus familias eran constantes.

A Mizzian no le inquieta esa posible confluencia entre los narcos y el yihadismo. "La gente que se dedica a esto ya sabe a qué se expone. No vemos conexiones entre una cosa y otra. Además, ya se está debatiendo la legalización del hachís. Si hay demanda, hay oferta", arguye.

Mizzian y Alí ven el peligro del radicalismo en otro lugar, en la marginalidad, la pobreza, el paro y el fracaso escolar, el más alto de España entre la población musulmana. Una seña de identidad patente en determinados barrios de Ceuta, en los mismos en los que se apedrea a la policía y donde se crió Hamed, el talibán español.

Alí lo explica así: "Es fundamental no caer en la islamofobia. Aquí no tenemos problemas de integrismo, pero los podemos tener si continúa la marginación, la falta de empleo y de vivienda. Exigimos que se acabe con la desigualdad social. Por ahí es por donde debemos cortar por lo sano". Mizzian añade: "Las desigualdades en esta ciudad son increíbles. Hay que integrar al colectivo musulmán, con una política de discriminación positiva. La pobreza sí que es un caldo de cultivo. Estamos cansados de reivindicar más igualdad, trabajo y empleo. Eso sí que amortiguaría el peligro de radicalismo".

Un musulmán ceutí que trabajó con jóvenes marginales relata: "He encontrado chavales que me dicen: 'No tengo familia, ni trabajo. Pienso en ir a morir por Dios porque no tengo nada". En su opinión, el peligro está en "los miles de marroquíes indocumentados que entran y salen ilegalmente de la ciudad". "Ignoramos su historia personal", dice.

Tras el 11-M, Jesús de la Morena, ex comisario general de Información, remitió al Gobierno un informe en el que advirtió que el crecimiento del integrismo en Marruecos supone la mayor amenaza para España en el combate a las células de Al Qaeda. "Ceuta es el cordón umbilical. Es la primera barrera al integrismo radical. Hay que controlar todo lo posible el trasiego de esa frontera", señala De la Morena a este periódico.

La frontera ceutí de El Tarajal la cruzan cada día más de 15.000 marroquíes que acuden a trabajar o a vender sus mercancías en un destartalado y sucio polígono industrial. Algunos meses se contabilizan hasta 800.000 pasos de frontera. Los informes de inteligencia advierten de que dentro de unos años la mayoría de la población ceutí será musulmana.

Incidentes entre jóvenes de la barriada ceutí del Príncipe y guardias civiles, en agosto de 2001, por la retención de marroquíes en la frontera de El Tarajal.
Incidentes entre jóvenes de la barriada ceutí del Príncipe y guardias civiles, en agosto de 2001, por la retención de marroquíes en la frontera de El Tarajal.EFE

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Sobre la firma

José María Irujo
Es jefe de Investigación. Especialista en terrorismo de ETA y yihadista, trabajó en El Globo, Cambio 16 y Diario 16. Por sus investigaciones, especialmente el caso Roldán, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ortega y Gasset y el Premio Internacional Rey de España. Ha publicado cinco libros, el último "El Agujero", sobre el 11-M.

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