"Nuestro objetivo es capturar o matar a Zarqaui"
Discreción. Ése es el objetivo del nuevo jefe adjunto de operaciones del Ejército de EE UU en Irak, el general de brigada Erv Lessel. Aunque su cometido lleva consigo la tarea de portavoz militar, este piloto de formación sabe que su tarea es muy distinta de la de su predecesor, el general Mark Kimmitt, cuyas frecuentes comparecencias ante las cámaras le hicieron un rostro familiar en medio mundo. "Ahora ya no somos los portavoces de las fuerzas de la coalición, sino de la Fuerza Multinacional, y hay que dejar el protagonismo a los iraquíes", explica uno de sus ayudantes.
Más centrado en las tareas operativas, el general Lessel continúa, no obstante, difundiendo el trabajo de los 160.000 soldados extranjeros en Irak que desde el traspaso de soberanía han sido rebautizados como Fuerza Multinacional. "Nuestros esfuerzos se centran en capturar o matar a Abu Musab al Zarqaui", dice en su despacho del antiguo Palacio de la República.
Pregunta. ¿Cuál es la diferencia entre la Fuerza Multinacional y las fuerzas de la coalición?
Respuesta. La misión no ha cambiado desde el traspaso de soberanía. Sigue estando amparada por la resolución 1.546 de la ONU. Lo que ha cambiado es que ahora estamos aquí a solicitud del Gobierno de Irak. Otra novedad es que la Fuerza Multinacional está trabajando en coordinación con las fuerzas de seguridad iraquíes porque Irak es ahora un país soberano y el Gobierno tiene la responsabilidad de gestionar el país. Nuestra tarea es de apoyo. Tenemos que crear un ambiente seguro para que el Gobierno pueda funcionar, se celebren elecciones y los iraquíes puedan seguir adelante con sus vidas.
P. ¿Quiere eso decir que ahora son las fuerzas iraquíes las que llevan la iniciativa?
R. Las fuerzas multinacionales aún tienen la responsabilidad, pero cada día las fuerzas de seguridad iraquíes son más fuertes. Hay más policías en las calles, aumentan los reclutas para el Ejército y la Guardia Nacional, están recibiendo más material y más entrenamiento.
P. ¿Cuál es la principal amenaza que afrontan ahora?
R. No ha variado sustancialmente. Siempre hemos dicho que la amenaza terrorista tiene varios elementos: combatientes extranjeros, leales del régimen anterior, baazistas, extremistas y criminales. Todavía consideramos a Abu Musab al Zarqaui como una amenaza principal. Estamos centrando nuestros esfuerzos, las fuerzas iraquíes están centrando sus esfuerzos, en acabar con su red terrorista y en capturarle o matarle.
P. Ha mencionado a Al Zarqaui y a los combatientes extranjeros. Sin embargo, los últimos datos parecen indicar que no son tan numerosos como aseguraban...
R. Es un reto muy difícil dar cifras exactas de su fuerza. Siempre hemos estimado que el núcleo duro varía entre 4.000 y 6.000 insurgentes terroristas dentro del país. Lo que cambia mucho día a día es la cantidad de apoyo que reciben. Los combatientes extranjeros, y Al Zarqaui en especial, se han responsabilizado de varios de los grandes atentados con coche bomba, así como del asesinato del gobernador de Nínive
P. También de varios secuestros y decapitaciones...
R. Un solo coche bomba ha matado a 10 iraquíes y herido a otros 40. El impacto en términos de pérdida de vidas y bajas es mucho mayor que con todos los secuestros. ¿Por qué los terroristas secuestran entonces? Porque tiene una gran visibilidad, porque consiguen una amplia cobertura informativa y resulta un mecanismo estupendo para infundir miedo y terror, por eso lo hacen. Buscan el impacto emocional.
P. Como sobre la presidenta de Filipinas, que ha ordenado la retirada de sus tropas. Aunque sea un contingente pequeño, ¿daña a la Fuerza Multinacional?
R. Las fuerzas multinacionales aprecian enormemente todas las contribuciones cualquiera que sea el tamaño. La rotación de las tropas, su incremento o su retirada es una decisión gubernamental.
P. El primer ministro, Ayad Alaui, acaba de anunciar que ha pedido a varios países musulmanes que envíen tropas. ¿Su presencia supondrá una diferencia?
R. La Fuerza Multinacional da la bienvenida a tropas de cualquier país que quiera participar y será capaz de integrar sus capacidades. Sin duda, la contribución de países musulmanes enviará una señal positiva a los iraquíes, y podremos trabajar hombro con hombro para facilitarles seguridad.
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