Soldados a Afganistán

No se presenta como una compensación por la retirada de Irak. Pero lo que ayer plantearon los ministros de Exteriores y de Defensa en el Congreso fue una misión que supondrá, al menos durante unos meses, tener en Afganistán más de un millar de soldados, lo que se acerca al contingente que ha regresado de Irak. En las cuentas de Bono no lo parece, pues a la vez retira la fragata que tras el 11-S ha venido participando en la Operación Libertad Duradera en el Índico.

La secuencia de la decisión responde a la promesa de Zapatero en su discurso de investidura de que el envío de "Fuerzas Armadas españolas en misiones en el exterior se acordará con la participación del Parlamento". Los ministros Moratinos y Bono c

omparecieron ayer ante la Comisión de Exteriores y Defensa para explicar sus intenciones y sus razones. El Consejo de Ministros formalizará hoy el acuerdo, que el presidente del Gobierno someterá a ratificación del Pleno del Congreso el próximo martes. El PP no ha presentado serias objeciones, pero se reserva su decisión final para esa votación.

Hoy veremos si la consulta de ayer sirve para modificar la propuesta inicial del Ejecutivo. El ministro de Exteriores esbozó algunos criterios básicos para este tipo de intervenciones militares: que contribuyan a la paz y la seguridad, que se realicen al amparo de la ONU y que respondan al sentir de los ciudadanos españoles, cuya representación radica en el Parlamento. Se empieza a definir así una doctrina de intervención de la que España está necesitada ante las crecientes demandas sobre sus Fuerzas Armadas.

Los ministros hicieron un gran esfuerzo por evitar que estas contribuciones se vieran como una compensación, pero su baile de cifras sólo consiguió crear confusión.

España mandará a Afganistán un hospital de campaña y un batallón ligero de infantería, con helicópteros, aviones y medios de transporte terrestre. Frente al centenar largo actual, el total desplegado será de 1.040 efectivos como máximo, durante 80 a 90 días, que se reducirán a 540 tras la celebración de las elecciones afganas, previstas para septiembre. Pero Bono no explicó por qué España, como Francia, se ha opuesto a que la OTAN envíe la Fuerza de Respuesta Rápida a Afganistán, dada la presencia de la Alianza como tal sobre el terreno. En cuanto a Haití, se enviarán 110 miembros de la Guardia Civil siempre que se asegure su "autonomía táctica y funcional".

El esfuerzo español, incluida la ayuda en cooperación, es serio, pero, como el del resto de la comunidad internacional, todavía insuficiente. La fuerza internacional y el Gobierno afgano, como reconocieron los ministros, no controlan más allá de los alrededores de Kabul. Incluso si los 7.000 soldados actuales se aumentan a 10.000, no bastan para pacificar y menos para democratizar un país en manos de señores de la guerra que cuentan con 100.000 hombres armados, los talibanes aún fuertes y los narcotraficantes. Hay mucho en juego en Afganistán como para andarse con tanta cicatería.