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EL FUTURO DE LA UNIÓN EUROPEA

Zapatero reprocha a Rajoy que le niegue el apoyo para la cumbre europea

El presidente promete que actuará en Bruselas "en positivo, sin amenazas ni bloqueos"

Mariano Rajoy no prestará a José Luis Rodríguez Zapatero el apoyo que el PSOE dio a la política europea de José María Aznar hasta el fracaso del Consejo Europeo del pasado diciembre. En vísperas de una nueva cumbre, la primera del actual presidente del Gobierno, llamada a intentar que se apruebe la Constitución europea rechazada hace seis meses, Zapatero pidió ayer en el Congreso al líder del PP "sentido de la responsabilidad y apoyo para llevar a buen puerto las negociaciones". "Mi grupo se lo dará si deja una situación como la que dejamos nosotros", respondió Rajoy. El presidente replicó que esa posición delata la "desfachatez, poca credibilidad e hipocresía" de los populares.

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El líder del PP insistió en que únicamente apoyará al Gobierno si "defiende los intereses de España", pero planteó exigencias imposibles de cumplir, dado que no admitió alternativas realistas al Tratado de Niza. "Lo que necesita España no son correcciones de una fórmula, sino una fórmula nueva", defendió Rajoy en referencia a que el Gobierno ha aceptado el principio de la doble mayoría, alternativo al de Niza como sistema decisorio en el Consejo Europeo. El propósito del Gobierno es que se corrijan al alza los criterios de aplicación del sistema de doble mayoría -de Estados y de población-. España y Polonia se quedaron solas en diciembre en la defensa del sistema de Niza.

Zapatero resumió así lo ocurrido, al final del debate: "Ésta es la primera vez en que, ante una negociación importante para España, el primer partido de la oposición no da su apoyo al Gobierno y no le desea suerte. Bueno, en realidad no es la primera, sino la segunda, si se recuerda que Aznar llamó a Felipe González 'pedigüeño' cuando el Consejo de Edimburgo". Fue en 1992, y el entonces presidente del Ejecutivo se esforzaba en defender para España fondos comunitarios.

Antes había destacado otras originalidades del debate de ayer, el primero que protagoniza un presidente del Gobierno con carácter previo a un Consejo Europeo, que será también el primero al que asista el nuevo Ejecutivo. Aznar sólo admitió debatir sobre resultados de cumbres europeas, y Zapatero tuvo que mostrarse ayer necesariamente parco a la hora de exponer sus posiciones negociadoras cuando faltaban pocas horas para el momento decisivo.

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Sí reiteró que acepta el sistema de doble mayoría, aunque no los porcentajes de Estados y población que propone el borrador elaborado por la Convención; y también su intención de sentar las bases para que España recupere varias de las 14 plazas de eurodiputados a las que Aznar renunció en Niza. Pero evitó detalles numéricos. Ni siquiera reiteró el argumento de que ninguna decisión debe prosperar contra la voluntad de 160 millones de ciudadanos europeos, utilizado la semana pasada en las Cortes por el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, para confirmar que el porcentaje de población que desea España como base de las decisiones se sitúa en los dos tercios. Zapatero dejó clara, por lo demás, su convicción de que "el bien común europeo es compatible con la firme defensa de los intereses nacionales" y la promesa de que, en la cumbre del jueves y viernes, "jugará en positivo, sin amenazas ni bloqueos".

Mariano Rajoy centró su intervención en la defensa del sistema de votos ponderados aprobado en diciembre de 2000 e incorporado al Tratado de Niza, que fue modificado, antes de que entre en vigor el próximo noviembre, por una propuesta de la Convención que, en opinión del líder popular, deja a España con "menos peso y la necesidad de más votos para conseguir alianzas", al tiempo que duplica los votos de Alemania y Francia.

No entró tampoco Rajoy en los detalles numéricos de la propuesta de la Convención, fundamentales para que se verifiquen las graves consecuencias que predice, pero sí advirtió de que "hablar mal de Niza fue una insensatez" por parte del Gobierno, ya que así descubrió sus cartas para la negociación. Y puestos a reprochar, reiteró que Zapatero ha renunciado sin motivo a que la Constitución Europea se firme en Madrid; que su decisión de retirar las tropas de Irak y apoyar luego una resolución de la ONU en la que se invita a enviar fuerzas le define como un líder "contradictorio", y que sus promesas de transparencia concluyen cuando el ministro Moratinos anuncia, en la Fundación Pablo Iglesias y no en el Parlamento, la preferencia por el criterio de los dos tercios de la población.

Se llevó Rajoy la mano a la frente en ese momento y dio, con ello, cierto pie para que el malestar en la bancada de los populares, repleta de ex altos cargos gubernamentales convertidos ahora en diputados de a pie, se manifestara con ruido, no tanto en las filas más bajas y nobles del grupo, como en las que habitualmente promueven los vapuleos que el PP prodiga, lo mismo desde la oposición que cuando estaba en el Gobierno. Cerca de donde Carlos Aragonés, ex jefe de gabinete de Aznar, gesticulaba lo suficiente para hacer ver que su perfil en esta nueva etapa no va a ser el discretísimo de antes, un parlamentario de gafas gritó "¡Moratinos!", y dirigió al ministro gestos que le descalificaban como corto de mente. Otro compañero suyo afirmó: "¡Os quedan dos meses!".

Zapatero atribuyó esas conductas al "síndrome del vacío" y a las dificultades que padece el PP para "comprender los resultados electorales". Pero elevó especialmente el tono en la réplica para tachar de "desfachatez" que Rajoy se permitiera criticar la gestión del Gobierno sin conocer sus resultados, o atacar una posición sobre la Convención que el propio líder del Partido Popular había considerado razonable en vísperas de las elecciones.

Rajoy declaró en pasillos, ya que el presidente de la Cámara no le dio réplica, que "el presidente no puede utilizar el último turno para insultar al líder de la oposición". Lamentó, además, que, "en sólo dos meses hayan desaparecido el talante y la moderación" que anunció el nuevo Gobierno.

José Luis Rodríguez Zapatero conversa desde su escaño con el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares.
José Luis Rodríguez Zapatero conversa desde su escaño con el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares.MIGUEL GENER

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