_
_
_
_
LA POSGUERRA DE IRAK | Bush en Europa

Una ciudad desierta

Enric González

Los ciudadanos de Roma contribuyeron a que la visita de George W. Bush, considerada de alto riesgo, transcurriera sin grandes problemas. Lo hicieron desapareciendo: los transportes resultaban dificultosos, el centro estaba acordonado, inquietaba la posibilidad de disturbios y, por encima de todo, era un viernes de junio. Teniendo en cuenta las circunstancias, gran parte de la población decidió tomarse un fin de semana largo y desapareció, dejando la ciudad a la apabullante comitiva estadounidense, a los 10.000 policías llegados de toda Italia y a los turistas.

Nadie saboteó las vías del metro, pero los convoyes circularon casi vacíos. La mayoría de las escuelas cerraron o se limitaron a acoger de forma simbólica a un puñado de alumnos. Los centros de trabajo funcionaron a medio gas. Roma vivió una jornada extraña y semifestiva.

El vacío dejado por quienes se esfumaron permitió que la caravana del presidente de Estados Unidos circulara a toda velocidad sin causar aglomeraciones. Los 35 coches de Bush, todos negros, todos blindados, se movieron principalmente por la margen derecha del Tíber, el lado trasteverino. Bush, a bordo de un Cadillac de cuatro toneladas, con blindaje antimisiles y con varios disparadores de gases distribuidos por la carrocería, se permitió incluso bajar la ventanilla en algunos tramos y sacar el brazo para saludar. En las aceras había sólo policías armados hasta los dientes, pero el gesto resultaba fotogénico en cualquier caso.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_