Montero destaca el descenso en la negativa de familiares a la donación

María José Raya gana el primer Premio Luis Portero de periodismo

Córdoba - 03 jun 2004 - 00:59CEST

La consejera de Salud, María Jesús Montero, destacó ayer en Córdoba el descenso que en los primeros cinco meses de 2004 ha experimentado la negativa de los familiares a autorizar la donación de órganos de los allegados fallecidos, uno de los caballos de batalla en la concienciación ciudadana. La tasa de negación, que a finales de 2003 se situó en Andalucía en un 23%, ha bajado en mayo pasado hasta el 15%, según los datos de la Administración sanitaria.

Este descenso en la negación de los familiares, quienes en última instancia deciden sobre la donación, ha significado un incremento del 12% en el número de donantes y trasplantes en Andalucía en los cinco primeros meses del año. En total, en este periodo se han registrado 111 donaciones de órganos que han posibilitado 255 trasplantes, la mayoría de riñón (159) y de hígado (73), seguidos de corazón (9), páncreas (6) y pulmón (6).

En su visita al hospital Reina Sofía de Córdoba, que celebra la semana del donante, María Jesús Montero subrayó la tasa de donantes registrada en la comunidad, que "dobla la media de los países europeos" y de Estados Unidos. La proporción se sitúa actualmente en 34,4 donantes por millón de habitantes.

La consejera de Salud mostró su satisfacción, ya que el Plan Estratégico de la Coordinación Autonómica de Trasplantes se ha fijado como objetivo en 2005 llevar la cifra a 35 donantes por cada millón de habitantes.

María Jesús Montero esbozó estos datos durante la presentación del séptimo Premio Luis Portero de Periodismo, que galardona trabajos de promoción de órganos y tejidos. Este año, el primer premio, dotado con 3.000 euros, lo obtuvo la periodista del Diario Córdoba María Jesús Raya, por su reportaje de un paciente trasplantado publicado el 13 de abril de 2003.

Tras recibir el galardón, Raya, especializada en temas sanitarios y donante, explicó que su reportaje tiene "de diferente" que el joven de 19 años al que entrevistó necesitó cuatro trasplantes en sólo cinco años para sobrevivir: hígado, páncreas y riñón en dos ocasiones. Raya recordó ayer con satisfacción cómo este joven, que incluso perdió la vista, está haciendo prácticas ahora como abogado.

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El jurado otorgó diversos accésit, uno de ellos al periodista de El Correo de Andalucía Manuel Ruiz Rico por un reportaje sobre la boda de tres jóvenes de poco más de 20 años trasplantadas de riñón, pulmones y corazón. La ceremonia la ofició un sacerdote que también fue trasplantado de riñón.

Ruiz Rico señaló que este tipo de noticias "influyen" en la concienciación sobre la donación e incidió en que el periodista sólo tiene que trasladar los testimonios que, como en esta ocasión, son "al límite". En el caso de la chica trasplantada de corazón, "fue cuestión de horas", recordó. Un reportaje sobre el mismo tema valió al programa televisivo Salud al día que emite Canal Sur otro accésit, galardón que también recibió el programa Cuaderno de salud de Radio Nacional de España.

La mano que da y la que recibe

Uno de los actos enmarcados en la semana del donante organizada por el hospital Reina Sofía de Córdoba fue la inauguración de un monumento al donante, una escultura de bronce fundido descubierta ayer junto al nuevo edificio de consultas externas.

La obra ha sido realizada por el escultor cordobés José Miguel Cuevas, que ha simbolizado la unión de dos órganos mediante dos remaches relacionados con la fisura. Del órgano salen dos manos que simbolizan a quien da y a quien recibe.

Durante el acto, diversas personas expusieron las dos caras de la donación. Uno de ellos fue Antonio Bonilla, cuya hija murió a los 26 años de una hemorragia cerebral. "Nos dijeron que nuestra hija iba a fallecer y pensamos que la vida no podía acabar ahí", explicó Bonilla. "Lo teníamos claro desde el primer momento", precisó respecto a la decisión de donar siete órganos de su hija.

Antonio Bonilla sabe que no está permitido, pero ayer expresó su deseo de conocer a algunas de las personas a las que sirvieron los órganos de su hija para sobrevivir. "Me gustaría darle un abrazo a esa persona", dijo emocionado, "ya que continuar la vida en otra persona es lo mejor que puede pasar cuando ya no se puede hacer nada".

En el otro lado estaba José Antonio Reyes, un chico de 11 años trasplantado de hígado desde los ocho meses de ida. Su testimonio fue escueto y directo: "Gracias por los que nos das, la vida", dijo.

También acudió al acto Rafael Cejudo, de 14 años, aún convaleciente de los trasplantes de hígado y pulmón hace cuatro meses.

Su madre, María Luisa Aldarias, incidió en que la donación es "esencial". Su hijo estaba en fase terminal y de no ser por los donantes, "no estaría aquí", explicó. "Lo hemos pasado muy mal", recordó María Luisa, quien advirtió de que, además de un buen equipo médico, es necesaria la voluntad del paciente: "Mi hijo es un luchador y tiene muchas ganas de vivir", apostilló.

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