Réquiem por la biotecnología agraria

Todos sabemos que la tecnología no es estrictamente necesaria, pero ayuda al progreso y bienestar de la humanidad. No necesitamos automóviles pero nos facilitan el transporte, no necesitamos teléfonos móviles pero hacen la comunicación más fácil, no necesitamos buenos hospitales pero el tratamiento de enfermedades es mucho mejor, etcétera.

La tecnología aplicada a la agricultura tampoco es necesaria, se puede cultivar como en la edad de piedra, pero las técnicas modernas ayudan a los agricultores y a los consumidores. Se combaten mejor las plagas, se aumentan el rendimiento y la calidad de los productos, se evita la desertización, etcétera.

Uno pensaría que la biotecnología agraria debería ser una prioridad en la Comunidad Valenciana (y en España) dadas nuestras privilegiadas condiciones climáticas para esta actividad productiva. La situación actual, después de muchos años de promesas y declaraciones, es de una total frustración de los investigadores. Aunque los organismos centrales de investigación (Ministerio de Ciencia y Tecnología, ahora de Educación y Ciencia) realizan una labor básica de financiación de los grupos de trabajo, ésta no es suficiente y en ramas como salud, telecomunicaciones, etcétera, hay financiación suplementaria por otros organismos estatales y autonómicos.

En la biotecnología agraria han fallado recientemente los dos organismos que deberían apoyar específicamente esta investigación: el Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (Madrid) y la Consellería de Agricultura de la Generalitat Valenciana. Ambos han dejado de financiar muchas investigaciones que tenían comprometidas, con el consiguiente descalabro para los laboratorios implicados.

Cuando descubrimos el derroche de fondos para construir obras fastuosas poco rentables, para subvenciones a la agricultura sin tecnología, para arrancar árboles enfermos que se podrían haber salvado con la tecnología adecuada, para centros de investigación en otros campos, sólo nos queda la amargura de pensar que la biotecnología agraria no está recibiendo impulso político. ¿Por qué en agricultura hay que quedarse en la edad de piedra y "que inventen ellos"? ¿Por qué se nos prometieron sin fundamento tantas cosas a los investigadores en este campo?