Los obispos apoyarán las movilizaciones contra varias reformas del Gobierno

La jerarquía católica no ha esperado cien días para decirle al nuevo Gobierno lo que piensa sobre algunas de sus reformas. Lo hizo ayer, inicio de la campaña electoral europea. "No es lícito matar a un ser humano, incluso en fase de embrión, aunque sea con intención de curar a otro", advirtieron los obispos en un comunicado en el que se analizan propuestas atribuidas a "fuentes gubernamentales" o a "declaraciones del mundo de la ciencia y de la responsabilidad política". El portavoz episcopal anunció que la Iglesia apoyará las movilizaciones que se produzcan contra las reformas en células madre embrionarias, reproducción asistida, selección médica de embriones, aborto o matrimonio homosexual.

El ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, anunció el pasado martes, en el Congreso, sus intenciones en materias como la clonación de embriones con fines terapéuticos, la ley sobre técnicas de reproducción asistida, la regulación del matrimonio entre homosexuales o la ampliación de la ley que despenaliza desde 1985 la interrupción voluntaria del embarazo. Ayer, horas antes de reunirse con el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco, acompañado de la directora general de Asuntos Religiosos, Mercedes Rico Carabias, esos anuncios de reformas sin concretar fueron replicados por los prelados católicos con gruesos calificativos e, incluso, el portavoz episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, anunció que la Iglesia apoyará las movilizaciones o iniciativas que provengan del movimiento asociativo en contra de tales proyectos.

El 26 de marzo pasado, reciente aún la victoria electoral del PSOE, Rouco dijo, durante un desayuno en el hotel Ritz de Madrid, que la Iglesia no se movilizaría contra esas reformas, que ya consideraba imparables. El cardenal explicó no entender las razones de los socialistas, pero rectificó a un interlocutor que le reclamaba acciones "para pararlas". "La Iglesia no puede confundirse con la comunidad política", replicó Rouco.

"Eliminar seres humanos"

La dureza formal con que se expresó el Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal, en un comunicado de tres folios titulado Por una ciencia al servicio de la vida humana, fue superada con creces por el portavoz Martínez Camino, que en conferencia de prensa habló de "eliminación de seres humanos", de "madres que para curar a un hijo tienen que desechar a otros varios y arrojarlos a la basura" e, incluso, de dificultades para dialogar sobre estos asuntos por estar "mediatizados por muchas cosas".

Al margen de una dialéctica de grueso calibre sobre propuestas que de momento no son más que declaración de intenciones -como, por lo demás, reiteran los prelados en el comunicado oficial-, la jerarquía católica insiste en que la descongelación "de embriones sobrantes para reanimarlos y luego quitarles la vida" con la finalidad de obtener de sus células madre material de experimentación médica, es una acción "gravemente ilícita". Añaden los obispos que cuando se permite y comete la "injusticia fundamental" de tratar a los seres humanos incipientes como si fueran objetos o animales, la lógica de la eficacia productiva prima fácilmente "sobre el respeto a la dignidad humana". "Entonces el campo queda abierto para toda una serie de otras graves injusticias". Hablan también de "prácticas eugenésicas o abortivas" y denuncian que se están alterando las relaciones familiares al acudir a donantes de gametos ajenos al matrimonio y condenar a algunos niños "a nacer sin familia", ya que puede ser una persona sola la que los encargue al laboratorio y a muchos hijos se les impide conocer a sus padres, pues se establece el anonimato de los donantes de los gametos.

Los prelados suponen también que diversas actuaciones y declaraciones gubernamentales se encaminan a "desproteger" casi del todo al embrión humano con el fin de convertirlo en material de investigación, incluso a costa de quitarle la vida. Afirman: "No se excluye con la claridad requerida ni siquiera el recurso a la llamada clonación terapéutica", una situación que suscita a la jerarquía episcopal "graves preocupaciones". "Por razones evidentes de humanidad declaramos que el embrión humano merece el respeto debido a la persona humana porque no es una cosa ni un mero agregado de células vivas, sino el primer estadio de la existencia de un ser humano. Todos hemos sido también embriones, por tanto, no es lícito quitarles la vida. Donde hay un cuerpo humano vivo, aunque sea incipiente, hay una persona humana y, por tanto, dignidad humana inviolable", añade el documento. Al explicarlo a los periodistas, el portavoz y secretario general de la CEE, Martínez Camino, lo dijo de esta manera: "No se puede matar a nadie para curar a otro y no hay excepción a este principio moral absoluto". También dijo que la Iglesia no se siente sola en este asunto y que mantiene posiciones que aunque aparezcan como políticamente incorrectas "responden al sentir ético y común de las gentes".

De la ampliación de los supuestos para interrumpir voluntariamente un embarazo, Martínez Camino dijo que sería como legislar en contra de los fundamentos del propio Estado de Derecho. Si se actúa así "se pone en cuestión la propia legitimidad del Estado", proclamó.