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Bruselas autoriza el primer transgénico desde 1998

El permiso para comercializar un maíz pone fin a la moratoria

Gabriela Cañas

El maíz Bt-11, modificado genéticamente para resistir a la piral (mariposa del maíz) y que se usa para hacer palomitas, recibió ayer la luz verde de Bruselas para ser comercializado en Europa. Tal decisión, contra la que se manifestaron los ecologistas, pone fin a la moratoria de hecho que pesaba sobre los transgénicos desde 1998, y da satisfacción a la industria biotecnológica y a Estados Unidos.

El comisario europeo de Sanidad y Consumo, David Byrne, lanzó ayer un mensaje de tranquilidad: "El maíz Bt-11 ha superado la evaluación más rigurosa del mundo". El comisario checo que comparte cartera con Byrne, Pavel Telicka, añadió: "El maíz Bt-11 es tan seguro para la salud humana como cualquier otro producto convencional".

Un sondeo europeo de 2001 señalaba que el 70% de los ciudadanos de la UE no se fían de los organismos genéticamente modificados (OGM), y tal desconfianza es lo que ha marcado el paso en las instituciones europeas, que durante varios años han ido aprobando una legislación sumamente restrictiva, con análisis detallados de cada nuevo producto, para poder acabar con la moratoria.

Esta histórica decisión, tomada en el colegio de comisarios (ahora son 35 en total) sin votación, por consenso, se ha hecho con todas las prevenciones posibles. El maíz, de la compañía suiza Syngenta (antes Novartis), sólo ha sido autorizado por 10 años y podrá venderse en Europa envasado o al natural, pero de momento no podrá cultivarse (en junio se analizará esa posibilidad). La etiqueta deberá advertir claramente de que se trata de un producto transgénico.

Y todo ello a pesar de que el ciudadano europeo ya ha consumido otros OGM, y probablemente también este maíz, que se emplea desde 1998 en alimentos animales y en productos derivados de consumo humano, como aceite de maíz, harina, azúcar, siropes, comidas preparadas y bebidas.

Greenpeace y Amigos de la Tierra, junto con un grupo de eurodiputados verdes, que se manifestaron frente al edificio de la Comisión, protestaron ayer contra la decisión de Bruselas. Además de considerar que estos productos no están suficientemente probados para el consumo humano, culpan a la Comisión de no actuar democráticamente, habida cuenta del rechazo popular y de que la última votación en el consejo de ministros de Agricultura, que terminó en tablas, se hizo antes de incorporar a los 10 nuevos países comunitarios. "No creo que hubiera cambiado la posición si los nuevos países hubieran votado", aventuró el checo Telicka.

La ministra española de Medio Ambiente, Cristina Narbona, se mostró en Madrid "sorprendida" por la decisión de Bruselas. Sin embargo, su colega de Agricultura, Elena Espinosa, se abstuvo en el último consejo de Agricultura.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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