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EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

EE UU contempla Gaza como experimento para probar el futuro Estado palestino

Bush considera "perturbador" el ataque en Gaza, pero apoya el derecho de Israel a defenderse

Berna González Harbour

Gaza lo tiene todo ahora mismo para convertirse en experimento clave: allí no está Yasir Arafat; las fuerzas de seguridad palestinas intentarán tomar el control de la situación con el apoyo decisivo de Egipto y habrá elecciones en pocos meses. Con este panorama, la retirada israelí de Gaza dejará en manos de la Autoridad Palestina un territorio palestino que puede convertirse en experimento para repetir más tarde en zonas de Cisjordania. Así lo piensa el Gobierno norteamericano, según contaron fuentes de la Administración de George W. Bush a EL PAÍS en Berlín.

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"Esta vez puede funcionar. Se puede tomar Gaza como experimento, porque estamos en la secuencia correcta", aseguran las fuentes en Berlín. Primero, por tratarse de un territorio cerrado como Gaza, al que no llega Arafat, cercado en su residencia en Ramala. Segundo, porque la Autoridad Palestina ha anunciado un proceso electoral municipal que se inicia en agosto en Jericó. Tercero, porque Egipto ha ofrecido -y los palestinos han aceptado, según estas fuentes- formar pronto a las fuerzas de seguridad palestinas de un modo profesional y bajo mando del Gobierno de Qurei. Cuarto, porque crece la decepción internacional en torno a la figura de Arafat. Y quinto, porque Israel se retira.

"En unos meses, y no en años, debe haber un Gobierno palestino en Gaza", dicen las fuentes. Todo esto fue tratado el lunes en la cumbre que reunió en Berlín a Condoleezza Rice, consejera de Seguridad Nacional de George W. Bush, con el primer ministro palestino, Ahmed Qurei. También estaba Saeb Erekat y Nabil Shaat. La conversación duró dos horas, media más de lo previsto y, según dijo Rice, "fue productiva".

La Autoridad Palestina tiene 57.000 policías en distintas fuerzas de seguridad que no responden a un mando unificado. Los intentos de Mahmud Abbas, el anterior primer ministro, de someter estas fuerzas a su control fracasaron por la resistencia de Arafat. Su sucesor, Qurei, se propone lo mismo. "No necesitan más agentes, sino más avanzados, formados, equipados. Y esto empezará pronto, con la ayuda de Egipto", dicen fuentes de la Administración de Bush. Así lo ofreció el presidente Hosni Mubarak a su homólogo estadounidense el pasado abril en el rancho de Tejas. Esa fuerza más profesional deberá enfrentarse a Hamás y Yihad Islámica, con gran fuerza en Gaza. "Somos conscientes, y esto es algo que sólo pueden debatir y hacer los palestinos, sin ayuda de una fuerza multinacional".

El rompecabezas ideal de EE UU se completaría, en el terreno teórico, con la ayuda de millones de dólares que EE UU y otros países han previsto para promover el desarrollo de la zona. La implicación estadounidense a favor del Gobierno de Sharon ha recibido duras críticas por parte de aliados europeos y de los palestinos. En abril, Bush, rompiendo una tradición de décadas, apoyó la retirada israelí de Gaza dentro de un plan que permitirá a Sharon mantenerse en zonas de Cisjordania. Por primera vez, Washington contemplaba el cambio de fronteras de forma unilateral y en contra de la ONU, que estipulan un regreso a la línea anterior a 1967. Ayer, Bush calificó el ataque israelí en Gaza como "perturbador". No obstante, la Casa Blanca aseguró tener la garantía de Israel de que no está tomando como objetivo las casas. El Estado de Israel "tiene derecho a defenderse del terror", aseguró Bush.

Una mujer palestina se lamenta entre las ruinas de su casa en Rafah.
Una mujer palestina se lamenta entre las ruinas de su casa en Rafah.REUTERS
Una mujer palestina se sienta entre las ruinas de su casa en Rafah.

 / REUTERS
Una mujer palestina se sienta entre las ruinas de su casa en Rafah. / REUTERS

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Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

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