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La nueva gramática del español se basa en millones de testimonios orales y escritos

El texto recogerá tanto el tronco común de la lengua hablada y escrita como sus variantes

Plasmar tanto la unidad del español como su diversidad es el objetivo que persigue la gramática común que están elaborando las 22 academias de la lengua y que reúne esta semana en Burgos a la comisión encargada de aprobar sus contenidos. El director de la Real Academia Española y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española, Víctor García de la Concha, no ocultaba ayer su "entusiasmo" por el trabajo que se está realizando para "establecer el tronco del español hablado y utilizado en todo el mundo y reflejar las variantes de la norma".

Tras dos días de trabajo de la comisión, García de la Concha insiste en la importancia de contar con un "compendio normativo" y recuerda que la anterior gramática de la RAE se editó en 1931 y en realidad era muy similar a la de 1917. En 1973 se publicó un Esbozo de la nueva gramática de la lengua española que nunca llegó a convertirse en un trabajo definitivo, aunque provocó la reacción de las academias, que comenzaron a enviar millones de testimonios orales y escritos que han servido de base para las ponencias que se han ido elaborando y que, tras la reunión de esta semana en Burgos, en la que quedará cerrada prácticamente la tercera parte de la Nueva Gramática, se convertirán en una detallada guía normativa del español.

En las últimas décadas han ido apareciendo nuevos usos que en algunos casos difieren de unos países a otros. Víctor García de la Concha insiste en explicar en qué consiste el carácter de norma de la nueva gramática: "Estamos fijando la norma, pero no de manera arbitraria, porque nuestro trabajo es convertir en norma el uso habitual en el idioma, salvo que contradiga el sistema del español".

El director de la Real Academia Española se muestra convencido de que, a diferencia de lo que ocurre con otros idiomas, como el inglés, en el que hay variaciones notables entre el Reino Unido, Estados Unidos o Australia, el español mantiene su unidad esencial, si bien hay una variedad cierta en aspectos concretos. "De ahí que nuestra labor sea la de dejar clara la descripción del lenguaje y los modismos aceptados", puntualiza.

La reunión sirve también para poner en evidencia algunas realidades que hasta ahora no se habían tenido en cuenta en el tratamiento de la lengua española, en la que se tendía a aceptar como norma culta la que dictaba la Real Academia Española, cuando procede sólo del 10% de los más de 400 millones de hispanohablantes repartidos en 22 academias. "Ignorar los usos del lenguaje de otros países supone un empobrecimiento del idioma, tanto en léxico como en construcciones gramaticales", sentenció García de la Concha.

Los académicos dedican también parte de su tiempo a las nuevas tendencias en el lenguaje. De la Concha considera que el uso de "el lenguaje un tanto peculiar de los mensajes de teléfonos móviles", en los que no se escribe "Te espero", sino "tespero", o no se escribe "Más dinero", sino "+ $", no va a suponer ningún problema para el idioma. "Cuando alguien toma apuntes de forma rápida en una clase o en una conferencia utiliza abreviaturas de todo tipo, pero después, al escribir con normalidad, esto no influye para nada", consideró. Otro tanto ocurre con la utilización de internet, en la que desaparecen los acentos, pero "la mayoría sabe que se trata de una peculiaridad que después no puede utilizarse en el español escrito".

De izquierda a derecha, el director de la academia mexicana, José Moreno de Alba; el director de la española, Víctor García de la Concha, y el director del Instituto Castellano-Leonés de la Lengua, Gonzalo Santonja, estos días en Burgos.
De izquierda a derecha, el director de la academia mexicana, José Moreno de Alba; el director de la española, Víctor García de la Concha, y el director del Instituto Castellano-Leonés de la Lengua, Gonzalo Santonja, estos días en Burgos.EFE

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