Rebeldes iraquíes asesinan a uno de los rehenes italianos de un tiro en la nuca

Fabrizio Quattrocchi, de 36 años, uno de los cuatro italianos secuestrados en Irak, ha sido asesinado de un disparo en la nuca, y sus captores amenazan con ejecutar a los otros tres si el Gobierno de Silvio Berlusconi no ordena la retirada de las tropas desplegadas en Nasiriya, al sur de Irak. La noticia fue divulgada anoche por el canal satélite de televisión Al Yazira, que asegura disponer de un comunicado enviado por los secuestradores acompañado de un vídeo de la ejecución, que no emite por respeto a la familia. La noticia fue confirmada anoche por el ministro italiano de Exteriores, Franco Frattini.

Frattini aseguró anoche en un programa especial de la RAI que dicha confirmación procedía del embajador italiano en Qatar, donde se encuentra la sede de Al Yazira. El diplomático tuvo acceso al contenido del vídeo y pudo atestiguar la identidad del asesinado, Fabrizio Quattrocchi, de 36 años, ex soldado de infantería. La captura de Quattrocchi junto a Salvatore Stefio, de 34 años, Umberto Cupertino, de 35, y Maurizio Agliana, de 35, se conoció el lunes. Todos ellos, expertos en cuestiones de seguridad y protección, estaban en Irak contratados por la compañía estadounidense DTS Security.

La noticia del asesinato de uno de los rehenes la dio Al Yazira. La cadena informó de la recepción de un comunicado y un vídeo remitido por un grupo que se identificó como Kataeb al Ajdar (Milicias Verdes), hasta ahora desconocido. La cinta contenía la imagen de la ejecución mediante un disparo en la nuca. La cadena decidió no emitirla por respeto a su familia y debido a su contenido violento y "horrible".

"Lo ejecutamos tras escuchar el reciente discurso de Berlusconi, en el que insistía que la retirada de las tropas italianas de Irak era una condición innegociable", dicen los secuestradores en el comunicado. El grupo reitera sus exigencias para liberar a los otros tres italianos, "o de lo contrario nos veremos obligados a matarlos uno tras otro".

La noticia del secuestro de los cuatro italianos se conoció el lunes y fue anunciada también en un vídeo remitido a Al Yazira. En aquella cinta, los milicianos, con el rostro cubierto y armados con fusiles, exigieron que Berlusconi se disculpase por haber insultado al islam en uno de sus discursos de hace meses, un calendario para la retirada de las tropas italianas, la liberación de los religiosos apresados en Irak y negociar de forma directa.

El asesinato de Quattrocchi es, además, una noticia preocupante para el resto de los 55 secuestrados en Irak en los últimos días, ya que se trata de la primera ejecución de un rehén en manos de sus captores.

Esta inseguridad ha obligado a varios países a acelerar los preparativos para evacuar a sus ciudadanos. Otros, fieles aliados de Washington como Filipinas, estudiaban la retirada de sus trabajadores. El Ministerio ruso de Situaciones de Emergencia ha preparado tres vuelos para hoy y otros cuatro para mañana con el fin de permitir a las 816 personas que trabajan para empresas rusas que regresen a Moscú, si así lo desean. A pesar de la disposición del Gobierno ruso, la mayoría de los que trabajan allí prefiere permanecer en el país y asumir los riesgos que ello implica, informa Rodrigo Fernández.

El secuestro ayer de otros dos ciudadanos japoneses, uno de ellos periodista, redobló las llamadas del Gobierno de Tokio para que los residentes nipones en Irak, alrededor de 70 personas, abandonen el país cuanto antes. Todavía continúan secuestrados tres civiles japoneses, dos cooperantes y un periodista, y sus captores han amenazado con asesinarlos si Tokio no retira sus tropas del país.

El periodista francés Alexandre Jordanov, capturado el domingo en el sur de Bagdad, fue liberado ayer. Jordanov, que trabajaba para la agencia Capa y realizaba un reportaje para la televisión Canal + Francia, relató ayer en Bagdad que en los tres días que estuvo preso fue conducido a ocho lugares diferentes y que fue amenazado de muerte en varias ocasiones. "A veces me vendaban los ojos, se paraban todo el tiempo porque en los pueblos todo el mundo se conoce. La resistencia es muy solidaria, incluso cuando forman parte de grupos diferentes. Casi todo el país está con la resistencia, por lo menos en el campo", relató Jordanov.