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CUMBRE DE LA UE

Aznar se despide después de ocho años

Carlos Yárnoz

El presidente español en funciones, José María Aznar, asiste hoy a su última cumbre europea y su despedida estará marcada por los dos hechos recientes -los atentados del 11-M y el vuelco electoral del día 14- que han situado a España en el centro de atención de la política mundial, pero también por el legado que deja como protagonista de las más graves divisiones que ha sufrido Europa ante la guerra de Irak y el proyecto de Constitución para la UE. Con su marcha y la entrada en escena del líder socialista español, José Luis Rodríguez Zapatero, el nuevo equilibrio de poder en Europa sitúa como beneficiarios a Francia y a Alemania y, como perjudicados, al Reino Unido y Polonia.

Aznar y Zapatero, de un lado, y la ministra Ana Palacio y Miguel Ángel Moratinos, de otro, han decidido coordinarse para fijar el papel que jugará España en esta cumbre. Fuentes del actual Gobierno y del PSOE coinciden, por ejemplo, en que Aznar no pondrá objeciones al mayoritario deseo de los dirigentes europeos de reabrir las negociaciones sobre la Constitución europea que quedaron bloqueadas en diciembre por el rechazo español y polaco a aceptar el sistema de doble mayoría (de Estados y de población) propuesto para tomar decisiones en el Consejo de la Unión.

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Pero el ánimo y el ambiente que rodeará a Aznar en esta cita lo puso de relieve él mismo a comienzos de mes cuando, en una entrevista con el diario francés Le Monde, llegó a decir que en las cumbres europeas "ya no se habla prácticamente de nada" dadas las discrepancias internas existentes. Incluso personalizó sus críticas al afirmar que el presidente francés, Jacques Chirac, es "un jefe de Estado muy simpático que tiene mucha experiencia" tras haber comentado que "no hay nada peor que un líder simpático que no sea un buen dirigente".

La marcha de Aznar supone el refuerzo del eje franco-alemán, que nunca ha perdonado al dirigente del PP que prefiriera alinearse con las belicistas tesis de Washington aun a costa de debilitar a Europa. Como promotor a comienzos de 2003 de la carta de los ocho a favor de la guerra en Irak, Aznar culminó su enfrentamiento con Chirac y con el alemán Gerhard Schröder y cerró filas con Tony Blair, primer ministro del país que se distingue por su mínima vocación europeísta. La alianza hispano-británica queda rota en ese terreno y, de paso, originará un nuevo equilibrio en las relaciones de Europa con EE UU. Como queda rota en el debate constitucional europeo la alianza de España con Polonia, que ahora se muestra dispuesta a buscar una salida para no quedar aislada. En el horizonte aparece un revitalizado núcleo de países que, con el motor franco-alemán al frente, relanzará la construcción europea con España entre sus destacados promotores. Así era antes de la llegada de Aznar al club.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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