El Consejo de Gobierno iraquí pide la vuelta de la ONU para organizar las elecciones
Los chiíes cuestionan al anterior jefe de la misión de Naciones Unidas, el argelino Brahimi
El Consejo de Gobierno iraquí invitó ayer al equipo de expertos electorales de la ONU a regresar a Bagdad para asesorar en la formación del Gobierno provisional y en la preparación de elecciones. La noticia se produce después de un debate soterrado entre los miembros de esa presidencia colegiada sobre el papel del organismo internacional y la figura de Lajdar Brahimi, quien dirigió la anterior misión, que consideró inviable celebrar los comicios antes del 30 de junio.
"Vamos a enviar hoy [por ayer] una carta a Kofi Annan en la que damos la bienvenida a la implicación de Naciones Unidas y pedimos su consejo para organizar elecciones generales", manifestó Sami Askari en la conferencia de prensa semanal del Consejo de Gobierno, pocas horas antes del atentado. Askari es el adjunto al presidente de turno del Consejo, Mohamed Báher al Ulum, y comparecía en su nombre porque Al Ulum se encuentra de viaje fuera del país. El mensaje pedirá también la ayuda de la ONU para la puesta en marcha de un Gobierno de transición.
"La ONU dará legitimidad al proceso político y ayudará a que todos los países del mundo reconozcan nuestro Gobierno y a organizar las elecciones", declaró por su parte Ahmed Chalabi, otro de los integrantes del Consejo. Chalabi aseguró que todos sus miembros están "a favor de que la ONU participe en Irak". Sin embargo, fuentes diplomáticas occidentales manifestaron que existen profundas discrepancias al respecto.
"El frente chií se ha mostrado muy crítico con la labor que desempeñó Brahimi", explicaba ayer un jefe de misión europeo. Al parecer, algunos de los 13 miembros del Consejo pertenecientes a esa confesión han expresado sus reservas sobre el hecho de que el ex diplomático argelino sea suní. "Interpretan que eso influenció su postura contraria a unas elecciones inmediatas", explica otro observador. También le acusan de connivencia con el régimen de Sadam Husein cuando era ministro de Exteriores de su país.
Para complicar aún más su credibilidad, Brahimi anunció el martes que el más respetado de los líderes religiosos chiíes, el gran ayatolá Alí Sistani había enviado una carta a la ONU expresando su deseo de que esa organización tenga un papel activo en Irak. Un asistente del venerado clérigo negó ese extremo. Askari precisó también que, según sus informaciones, si el ex diplomático argelino "vuelve a Irak no volverá a ser recibido por Sistani".
El adjunto de Al Ulum admitió que "algunos miembros del Consejo de Gobierno tienen reservas sobre el eventual regreso de Brahimi porque consideran que pondría obstáculos al trabajo de una futura misión". La celebración de elecciones es una exigencia de la comunidad chií, mayoritaria en Irak y sin cuya cooperación EE UU no podrá sacar adelante el proceso político, ya seriamente dañado por la situación de inseguridad. A la espera del regreso del equipo de la ONU, el Consejo de Gobierno sigue debatiendo el anexo a la Ley Administrativa Transitoria aprobada a principios de este mes.
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