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La OMS se opone a que Tailandia y Vietnam anuncien el fin de la gripe aviar

Ambos Gobiernos pretenden dar oficialmente por erradicada la epidemia este mes

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido a los países afectados por la gripe del pollo que no deben apresurarse a declarar la epidemia controlada de forma prematura, porque, pese a que lo peor ha pasado, la enfermedad dista mucho de haber llegado a su fin. Tailandia ha anunciado que está libre del virus y Vietnam se ha fijado como objetivo finales de mes. Con 7 y 15 víctimas mortales, respectivamente, son los dos países más castigados por la gripe aviar desde que fue detectada en Corea del Sur a mediados de diciembre.

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Esquema de la propagación de la gripe aviar
Países afectados por la gripe aviar

"Entramos ahora en el que podría ser uno de los periodos más peligrosos, aquél en el que los Gobiernos pueden verse tentados a dar la crisis por finalizada y bajar la guardia. Es demasiado pronto", ha asegurado Peter Cordingley, portavoz de la OMS en Manila (Filipinas), informa France Presse. Sólo Vietnam y Tailandia han registrado infecciones en seres humanos.

Según señala la OMS en su página web, "las perspectivas de un rápido control son inconsistentes a la luz de la experiencia mundial, acumulada más de cuatro décadas en los anteriores brotes, que fueron mucho más pequeños en alcance y supusieron un desafío menor". La organización insiste en que "incluso en países con mejores sistemas de vigilancia, recursos adecuados y brotes limitados geográficamente, el control ha requerido a menudo hasta dos años", por lo que advierte que es ilusorio decir que el virus será eliminado "en un futuro inmediato". El organismo sanitario estima que, mientras el patógeno ande suelto, existirá la posibilidad de un rebrote.

También la FAO

La Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha mostrado igual preocupación y se ha quejado de que la información facilitada por Vietnam ha dejado mucho que desear el último mes, por lo que podría estar barriendo los virus y escondiéndolos debajo de la alfombra. La FAO defiende que, aunque no hubiera brotes ni animales con evidencias clínicas, no significaría que el virus no sigue circulando en el medio ambiente. Y ha insistido en que las autoridades deben estar totalmente seguras de que las zonas afectadas están libres antes de declarar victoria.

La industria avícola tailandesa, que mueve unos 1.200 millones de dólares al año, ha sufrido un mazazo, ya que sus exportaciones a la UE y Japón, sus dos principales clientes, están prohibidas. De ahí su interés por acabar con una crisis que ha provocado fuertes críticas contra el primer ministro, Thaksin Shinawatra, acusado de intentar ocultar la epidemia. Los expertos calculan que eliminar la enfermedad y reconstruir esa industria en Asia costará al menos 500 millones de dólares.

El patógeno letal H5N1 ha sido detectado, además de Vietnam y Tailandia, en China, Camboya, Laos, Indonesia, Japón y Corea del Sur. Taiwán, Pakistán, EE UU y Canadá han registrado cepas menos virulentas. Unos 100 millones de aves, como pollos, patos y gansos, han muerto o sido sacrificados en Asia. La OMS ha advertido que el virus podría causar millones de muertos en el mundo si se combina con el de la gripe humana común y produce un nuevo patógeno fácilmente transmisible entre personas.

La FAO insiste en que antes de reponer los animales en las granjas, las autoridades deben seguir una serie de estrictas medidas que garanticen la inexistencia del mal, y afirma que si los países quieren reanudar las exportaciones, expertos internacionales independientes tendrán que certificar que la gripe aviar ha sido erradicada.

Canadá ha confirmado un caso en la provincia de Columbia Británica. La cepa es la H7N3, muy virulenta para las aves, pero no para el ser humano. La UE suspendió el pasado jueves la importación de productos avícolas y pájaros domésticos de ese país. La preocupación aumenta en Japón, tras descubrirse cinco cuervos infectados.

Un inspector examina pollos en un mercado de Shenzhen (sur de China), el pasado febrero.
Un inspector examina pollos en un mercado de Shenzhen (sur de China), el pasado febrero.REUTERS

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