Normalidad del clima inversor
La Asociación Empresaria Argentina (AEA), que reúne a grandes compañías como Repsol, expresó el pasado martes su satisfacción con el nuevo entendimiento del país con el FMI. Una suspensión de pagos con ese organismo, según comentaba una alta fuente de una empresa española, hubiera supuesto el aislamiento de Argentina del mundo y la pérdida de los créditos del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para financiar planes sociales e inversión en infraestructuras. El clima de inversiones volvió a la normalidad con el pago al Fondo, pero todavía falta recomponerse.
Algunos empresarios reconocen que debe definirse aún la reestructuración de la deuda porque de ello dependerá la imagen de Argentina, el regreso del crédito corporativo y el nivel de ahorro que el Estado deberá lograr sobre la base de austeridad en el gasto y mayor cobro de impuestos.
En junio próximo, cuando el FMI proceda a la tercera revisión del acuerdo, observará el cumplimiento de la promesa del ministro de Economía, Roberto Lavagna, de finalizar ese mes la negociación de los más de 50 contratos de privatización o concesión de empresas de servicios públicos, en las que han invertido Repsol YPF, Endesa, Gas Natural, Telefónica y Aguas de Barcelona. Para entonces deberán definirse esquemas de actualización de las tarifas -congeladas desde 2002, con excepción de las de electricidad y gas para grandes usuarios-, requisitos de calidad y compromisos de inversión.
Y es que Argentina debe 178.000 millones de dólares. El 52,7% está en suspensión de pagos desde diciembre de 2001. Los tenedores de bonos en mora tienen en sus manos el 48,7% del pasivo y el resto se reparte entre organismos oficiales, bancos y otros acreedores.
El país sigue abonando con normalidad el 17,2% que está en poder de organismos multilaterales y el restante 30,1% que corresponde a títulos emitidos después de diciembre de 2001. Entre estos bonos se encuentra la mayoría de los activos de los bancos argentinos, incluidas las filiales de BBVA y SCH.
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