Alonso Sánchez desvela el lado marginal de los gays en Colombia
"Tanto sexo que he tenido es sólo por una búsqueda constante de amor", confiesa la drag queen protagonista de Al diablo la maldita primavera (Alfaguara), el debut del escritor colombiano Alonso Sánchez Baute. Una novela que aborda el lado más marginal de la homosexualidad en Bogotá y que sigue abriendo el camino para una literatura neobeat en un país acostumbrado a temas más convencionales o de violencia. Ello después de haber pasado durante cinco años de editor en editor que se negaron a publicarla, "lo cual demuestra la falta de riesgo de las editoriales colombianas", denuncia el escritor treintañero, nacido en Valledupar.
Aunque en esta novela las resonancias de la generación beat y los ecos de la literatura pop de finales de los ochenta han surgido de manera natural, según su autor, sorprende lo tardío de esta clase de libros en Colombia. "La aportación está, por supuesto, en el cómo, en la manera de narrar algo ya normal en otros países pero que aún no se había contado en el nuestro", afirma Sánchez Baute. Sexo, drogas, fiestas salvajes, homosexualidad, envidias, licor, prostitución, abusos, muerte y frivolidad narrados en un lenguaje descarado, irónico y con humor que critica a la comunidad homosexual y a la sociedad colombiana. A la primera por su superficialidad y a la segunda por su falta de respeto. Páginas que reivindican y reclaman la igualdad, el respeto, la tolerancia, la identidad y la libertad.
Mapa de Bogotá
Al diablo la maldita primavera es vista como una bocanada de aire fresco en las letras colombianas, y se ha convertido en uno de los libros más exitosos de los últimos años en su país. Aunque su llegada a las librerías tuvo que ser a través del aval de un premio, el Nacional de Novela Ciudad de Bogotá 2002. Una ruta a la que recurrió Sánchez Baute después de las múltiples negativas editoriales, "no sé si porque los editores consideran que es fuerte para ellos o porque subestiman a los lectores".
Pero todo aquel universo transgresor y de irreverencias, desdenes y sátiras es sólo el maquillaje tras el que la drag esconde la verdad: la búsqueda del amor y el miedo a la soledad. Es una historia que surge de la necesidad de Sánchez Baute de contar su experiencia como homosexual y ofrecer un libro de temática gay de los que poco se conseguían en su época.
Para ello, el escritor ha tomado prestada la voz de un amigo y la ha convertido en su álter ego bajo el nombre de Edwin Rodríguez Buelbas, una drag de lengua bífida que más que ascenso sueña con ser envidiada. Que se siente orgullosa de que todos le teman, al saber sus secretos, "porque es la mejor forma de adoración". Y que no pestañea cuando dice que "el hecho de que hablen mal de uno es muy bueno, porque eso demuestra que uno va un paso por delante en esta vida". De consignas como ésas se ha revestido Edwin, y de otras que no dejan títere con cabeza: "El problema no es el machismo, sino que nuestras sociedades manejan criterios ambiguos y prefieren la hipocresía".
Babelia
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