Egipto y Arabia Saudí lideran el frente del rechazo

Egipto y Arabia Saudí lideran oficialmente desde ayer un frente de rechazo contra la propuesta de la Casa Blanca sobre el Gran Oriente Próximo, según se puso en evidencia en la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la Liga Árabe, que ayer concluyó en El Cairo y que ha servido de preparación a la reunión presidencial de la Liga que el 29 y 30 de este mes de marzo se llevará a término en Túnez, a la que asistirán 21 países y de la que estará ausente el presidente Yasir Arafat.

El frente de rechazo a la propuesta americana se opone a cualquier tipo de "receta precocinada e impuesta desde el exterior" para los países árabes, que pudiera conducir a un caos como el acaecido en Irak, según declaraciones del presidente Hosni Mubarak, y en su lugar se propugna que las reformas económicas, sociales y políticas deben provenir del "interior" de los Estados afectados.

La oposición encabezada por Egipto y Arabia Saudí ha encontrado además el apoyo de Egipto, Jordania, Bahrein, Siria, Sudán y Marruecos. Estos países reclaman la fórmula planteada en la cumbre de la Liga Árabe en Beirut en el año 2002, cuando se ofreció a Israel el reconocimiento y la normalización de todos los países árabes a cambio de que retire sus tropas de los territorios palestinos y hasta las fronteras de 1967.

El frente de rechazo, sin embargo, se ha encontrado con la oposición de algunos sectores minoritarios e incondicionales hacia Estados Unidos, liderados por Qatar y Kuwait, que reclaman estudiar la propuesta norteamericana antes de rechazarla, y que logró finalmente aplazar cualquier resolución sobre el plan de EE UU a la reunión de la Liga en Túnez.

El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, inició ayer, coincidiendo con la clausura de la reunión ministerial de la Liga, un viaje por los países aliados de Europa -Italia, Francia y Gran Bretaña- para sondear su posición con respecto al proyecto de Estados Unidos sobre la región.

La primera escala del viaje de Mubarak le llevó ayer por la tarde a Roma, donde deberá permanecer dos días, en el transcurso de los cuales se reunirá con el jefe del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, y con el presidente, Carlo Azeglio Ciampi.