El Alfaguara viaja a la locura colombiana
Laura Restrepo narra en 'Delirio' la pérdida de la razón de una mujer acosada por la violencia diaria
La violencia ambiental, diaria; esa violencia envenenada y familiar que se mete por las rendijas de las casas y contamina las almas y los más mínimos actos personales. El humor que ayuda a resistirla, a combatirla, a sobrevivir: la ironía, la sutileza, el sarcasmo. Y la locura de los que no aciertan a dominar la violencia ni a recurrir al humor para salvarse. Ésas son las tres claves de la novela ganadora del VII Premio Alfaguara de Novela: se titula Delirio y la ha escrito la novelista, periodista, activista y política Laura Restrepo. El jurado, que la premió por unanimidad, destacó que es "una obra completa en la que caben la tragedia y el humor, las pasiones más bajas y los sentimientos más altruistas, la crueldad y la solidaridad".
"Salí a la calle y luego tergiversé un poco lo que vi para hacer el cuento más completo"
Presentada entre 635 originales bajo el título Mira mi alma desnuda y con el seudónimo María, Delirio narra la súbita pérdida de la razón de una mujer, Agustina, "que no posee recursos mentales ni morales", dijo Restrepo, para asumir la insostenible situación de violencia que vive Colombia. Una violencia, añadió la autora, "que sólo se explica a la luz de la necesidad del Gobierno por ahogar en sangre un proceso democrático lleno de imaginación y creatividad".
"Vivimos una situación desesperada, y el humor es indispensable para sobrevivir", explicó Laura Restrepo por teléfono desde Bogotá durante el acto del fallo del premio, celebrado en la sede de Santillana de Madrid. "Y por eso, desde que Colombia cayó en esta matadera tan brava, ha surgido una literatura más cercana al dolor que el realismo mágico, más próxima a El coronel no tiene quien le escriba que a Cien años de soledad. Y el símil literario que la define remite a la picaresca, pero se llama sicaresca [por los sicarios]".
Comprometida desde hace años con el fin de la guerra que desangra a su país (negoció en 1989 el alto el fuego de la guerrilla M-19, hoy es directora del Instituto de Cultura y Turismo del Ayuntamiento bogotano regido por Lucho Garzón), Restrepo contó que Delirio parte de una doble investigación periodística: la del "doloroso y solitario" mundo de los locos y la de la realidad "esquizofrénica y cambiante" de Colombia.
La escritora defendió que, "frente a las realidades oficiales, tan falsas, Latinoamérica vive realidades clandestinas, secretas, que construyen el alma de los pueblos, y el deber de la literatura es ir a buscar esas realidades". Y bromeó: "Con mi vieja maña de periodista, salí a la calle y luego tergiversé un poquito lo que vi para hacer el cuento más completo", bromeó.
"¡Me parece que te estás menospreciando un poco!", dijo entonces José Saramago, presidente del jurado, que no escatimó elogios para Delirio. Destacó su carácter de "extraordinaria historia de amor", y la calificó "como una de las más grandes novelas de los últimos tiempos".
"El dominio del lenguaje de Restrepo es para quitarse el sombrero, y todo lo terriblemente fascinante de la historia colombiana está plasmado en su Delirio", añadió el Nobel, uno de los autores que Restrepo confesó admirar más.
El entusiasmo del resto del jurado, al que fue dando la palabra el moderador, Juan Cruz, era también palpable. Juan Cueto destacó el dibujo de los personajes secundarios; Josefina Aldecoa, los distintos tipos de mujeres que ofrece la autora; Juan González dijo que Restrepo cuenta "sólo la verdad"; Javier Cercas felicitó a la autora "por el premio, pero sobre todo por la novela", y la guionista mexicana Alicia Paz Garciadiego ensalzó su tratamiento de "la violencia más terrible, la violencia cotidiana que actúa como telón de fondo", y su creación del personaje protagonista: "Es como si la esquizofrenia del país se reflejara en su propia locura".
Con acento dulce y la voz firme, Restrepo responsabilizó del "absurdo" conflicto armado a la Administración Bush -"el neoliberalismo y los dirigentes locales que les cantan las loas está acabando con nosotros"-, y al Gobierno de su país, "que no ha querido implantar el proceso de paz", y vinculó el conflicto colombiano con las "políticas guerreristas que deciden sobre Irak, Afganistán y Palestina".
También intervinieron dos ganadores anteriores del premio: Clara Sánchez (2000), que felicitó a Restrepo por volver a un tema tan cervantino como la locura, y el mexicano Xavier Velasco (2003), que advirtió a la ganadora de las renuncias que tendrá que hacer para promocionar su novela por toda Latinoamérica. Por la respuesta de la autora, Alfaguara no tendrá fácil convencerla de que deje Bogotá por mucho tiempo: "Hay veces que la realidad es más importante que la literatura y yo acabo de comprometerme con el alcalde Garzón, un demócrata verdadero, para tratar de luchar por los pobres, que son más de la mitad de la población de esta ciudad peligrosa y dura pero fascinante". El presidente de PRISA, Jesús de Polanco, emplazó de todos modos a Restrepo a celebrar juntos "este premio que honra a Alfaguara".
Babelia
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