Schröder, Chirac y Blair proponen la creación de un vicepresidente económico europeo
Alemania, Francia y Reino Unido fijan en el 1% del PIB el tope para financiar la nueva UE
Los mandatarios de los tres grandes países de la Unión Europea, Alemania, Francia y Reino Unido, reunidos en la cumbre de Berlín, pidieron ayer en una carta dirigida al presidente del Consejo Europeo, el primer ministro de Irlanda Bertie Ahern, y al de la Comisión Europea, Romano Prodi, la creación de un puesto de vicepresidente de la Comisión encargado de asuntos económicos. La misión de este supercomisario sería llevar adelante el llamado proceso de Lisboa, que tiene como objetivo convertir Europa en la región más dinámica y competitiva del mundo el año 2010.
Al mismo tiempo, la carta que firmaron el presidente de Francia Jacques Chirac, el primer ministro del Reino Unido Tony Blair y el canciller federal alemán Gerhard Schröder fija en un 1% del producto interior bruto (PIB) el porcentaje para financiar la UE en los próximos años.
Los seis folios de la carta de los tres se pueden resumir en cinco dedicados a la lírica y otro con dos propuestas concretas. En un tono bastante imperativo, que pone de manifiesto que los tres grandes no son un directorio pero ejercen como tal, piden crear un nuevo supercargo en la jerarquía de la UE y dejan claro que no están dispuestos a abrir los bolsillos más allá del 1% del PIB, aunque Europa se amplíe a partir del 1 de mayo a 10 nuevos países en una situación económica bastante precaria, necesitados de fondos de cohesión y estructurales para salir de la penuria heredada en muchos de ellos tras décadas de comunismo.
La carta es lo único palpable tras la cumbre de ayer. De las conversaciones nocturnas en círculo más reducido, donde los tres grandes y sus ministros de Exteriores trataron las cuestiones más delicadas, habrá que esperar a las filtraciones que se produzcan los próximos días.
Arranca la carta de los cinco con un cierto tono épico: "Europa se ha planteado como objetivo hasta fines de esta década convertirse en la región económicamente más dinámica de la Tierra". Sigue un párrafo de autocomplacencia: "En el marco del proceso de Lisboa se han realizado progresos considerables en ese camino y se aprovechará de las grandes potencialidades económicas de la ampliación de la UE". Después, el jarro de agua fría: "Actualmente, desde la perspectiva de la caída de la población, el crecimiento y la dinámica productiva en Europa es todavía demasiado débil".
En las intervenciones inaugurales de la cumbre y en respuestas a la prensa Chirac, Blair y Schröder ponían acentos en los puntos que les preocupan de forma especial. No estaban para muchas fiestas. Hablar de innovación y tecnología en Alemania 24 horas después de lo que se considera el mayor desastre de la historia del Made in Germany con la rescisión por el Gobierno del contrato para introducir los peajes en las autopistas por la incapacidad de dos empresas punteras como Daimler Benz y Telekom sonaba casi perverso.
Blair, que parecía dispuesto a imitar al hijo pródigo y poner de manifiesto que ha reencontrado el camino hacia Europa, destacó en una de sus intervenciones que en el Reino Unido millones de puestos de trabajo y el 60% del comercio dependen de la economía europea. Chirac se centraba más bien en afirmar que de directorio nada de nada.
Tras cinco folios de líricas declaraciones de intenciones con una sucesión de "debemos", los tres grandes concretan que en una UE de 25 miembros "debemos mirar al futuro para garantizar que tenemos a disposición los mejores mecanismos posibles para la realización de los objetivos de la UE".
Reforma económica
La política descrita en las páginas del "debemos", que llega más allá del próximo ámbito financiero de la UE, "puede financiarse con una dotación del 1% del PIB europeo, porque en esencia se trata de plantear un mejor marco de condiciones y un aprovechamiento de los medios más eficiente". Desde la multiplicación de los panes y los peces no se ha visto milagro semejante: que con el mismo porcentaje que para la UE de 15 se satisfagan las necesidades de la de 25.
Además, los tres grandes reclaman "para la realización de nuestros objetivos de crecimiento el nombramiento de un vicepresidente de la Comisión encargado en exclusiva de las cuestiones de la reforma económica". La misión de ese nuevo supercomisario sería "llevar adelante la agenda de Lisboa y ejercer una función coordinadora de los comisarios cuyas carteras tengan especial importancia para su aplicación". Este vicepresidente, "debería tener derecho de intervención en todos aquellos asuntos de la UE que tengan repercusión sobre los objetivos de la Agenda de Lisboa", pactada en la capital portuguesa durante la cumbre europea del año 2000.
Para que no quede la menor duda los tres escriben: "Esperamos que el Consejo Europa siga nuestra propuesta". Copias de la carta se enviaron, además de a los dos destinatarios, a los miembros del Consejo Europeo y los 10 jefes de Gobierno de los países que a partir del 1 de mayo entrarán en la UE ampliada.
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