EE UU y España intentaron que la ONU prohibiera todo tipo de clonación
La falta de una norma internacional sobre clonación hace que todos los intentos por prohibirla resulten en la práctica infructuosos. Los científicos se mudan a aquellos países (Reino Unido, Bélgica, Corea del Sur, China, Singapur o Israel) donde está permitida y alentada desde el Gobierno.
Ante ese vacío legal EE UU, España y otros 70 países impulsaron en noviembre de 2003 una resolución para que la ONU vetase todo tipo de clonación. La Asamblea General decidió, con los votos de la mayoría de la UE y de los países islámicos, posponer el debate a 2005. La clonación terapéutica está permitida (o al menos no expresamente prohibida) en EE UU, Reino Unido, Bélgica, Israel, Singapur, Corea, China y Bélgica. La clonación reproductiva está prohibida en todos los países que han legislado.
En algunos Estados europeos no hay prohibición expresa, pero en la mayoría rige el Convenio de Asturias de Bioética de 1997, que prohíbe "la constitución de embriones con fines de investigación". Reino Unido y Bélgica no lo ratificaron y después han permitido la clonación terapéutica bajo estrictos controles. Australia, Japón, India, Suiza, Noruega y Canadá han prohibido la creación de embriones para investigación.
En EE UU la ley impide financiar con fondos públicos esa investigación, pero no existe un texto que prohíba la clonación. En 2003 la Cámara de Representantes votó a favor de prohibir la clonación terapéutica. Aunque la medida contaba con el apoyo del presidente George Bush, la norma no pasó el filtro del Senado. La investigación con los embriones sobrantes de los tratamientos de reproducción asistida ya está permitida en la mayoría de países desarrollados. Hace tres años, sólo unos pocos la admitían.
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