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Los Oscar se entregan a la literatura

Por tercer año consecutivo las películas preferidas de la Academia son adaptaciones de libros de éxito

Aunque el idilio del cine con los libros es legendario y polémico, y gracias a él se rescatan o descubren obras literarias, la relación ha entrado en una fase de dependencia que no es saludable para la cinematografía, asegura el escritor Ray Loriga, que también ha dirigido y escrito guiones de cine. Mientras, a Belén Gopegui este exceso de adaptaciones le gustaría que significara "un cierto agotamiento del cine Nescafé, el cine de efectos instantáneos: sorpresas, sustos, risas y lágrimas, el cine que la industria ha estado pidiendo a los guionistas durante los últimos 20 años. Me gustaría pensar que hay una vuelta a un cine de efectos más duraderos, y que mientras los guionistas se adaptan a esta vuelta, se acude a las novelas", asegura la novelista y guionista.

Ray Loriga: "Prefiero el cine que encuentra su territorio fuera de la dependencia literaria"
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Soberbia novela

Hasta ese momento, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood parece encantada por libros unidos por un aire épico y legendario. Uno de ellos tiene que ver con la historia de la Tierra Media. Con el cierre de la trilogía fantástica de El señor de los anillos. El retorno del Rey (Minotauro), de J. R. R. Tolkien (1892-1973). Una epopeya con un universo literario y lingüístico poblado por elfos, hobbits, duendes, magos, criaturas extraordinarias, guerreros y humanos que luchan para que la maldad no oscurezca la tierra. La adaptación al cine, dirigida por Peter Jackson, ha sido distinguida con 11 candidaturas al Oscar. "Ahora ya podemos hablar de una sola película, y su adaptación ha sido colosal", afirma Eduardo Segura, autor de El viaje del anillo (Minotauro-Agua) y profesor de la Universidad Católica de San Antonio de Murcia. Segura aclara que la versión cinematográfica es brillante, "sobre todo porque ha captado las líneas de fuerza del argumento, la nostalgia, la lealtad, el compromiso con la misión, la muerte y la inmortalidad, que son los grandes temas de Tolkien".

De obtener el Oscar a la mejor película, El señor de los anillos se convertiría en la primera cinta de fantasía en lograrlo; por lo pronto, ya es la segunda trilogía en haber sido preseleccionada a mejor filme en cada una de sus partes, después de El Padrino, de Francis Ford Coppola, inspirada en el libro de Mario Puzo.

De resonancias épicas, pero de los mundos marítimos del siglo XIX, hablan las historias de Patrick O'Brian (1914-2000) protagonizadas por el capitán inglés Jack Aubrey al mando del HMS Surprise en la era napoleónica. Veinte novelas escritas entre las décadas cincuenta y noventa (editadas en Edhasa), que narran las aventuras navales de Aubrey en la época de lord Nelson y consideradas de las mejores en su género.

Peter Weir ha llevado esta historia a la pantalla bajo el título de Master and commander. Al otro lado del mundo, con 10 candidaturas, basado, sobre todo, en el primero y el décimo libro de la serie. Una síntesis difícil pero que ha complacido a los admiradores del escritor por el diseño artístico, las maniobras náuticas, los rasgos dados al capitán Aubrey "y los diálogos llenos de riqueza que insuflan el aire épico de la aventura", dice Segura.

Pero sólo una leyenda es real estos días en el cine. La que rescata la historia de un caballo de carreras que no tenía futuro y terminó convertido en un héroe en el Estados Unidos de finales de los años treinta. Se llamaba Seabiscuit. Todo un mito. Un aura que consiguió desde abajo por el empeño de tres hombres. Ésos fueron los pasos que recogió Laura Hillenbrand en un libro que lleva el nombre del héroe (editado en Debate). "Es la versión cuadrúpeda del gran sueño americano. Un reportaje extenso y casi hipnótico", escribió Fernando Savater en este periódico. Un ascenso a la gloria dirigido y adaptado por Gary Ross, que aspira a siete oscars.

Entre el reportaje y la ficción también se hace el viaje a una de las favelas de Río de Janeiro, "el único barrio que no visita Dios", a pesar de llevar su nombre. Donde la supervivencia está emboscada por el horror y por la degradación urbana y la criminalidad. Ciudad de Dios (Tusquets) la escribió Paulo Lins a mediados de los noventa, apoyado en sus investigaciones y en los 25 años que vivió allí. El filme, dirigido por Fernando Meirelles (con cuatro candidaturas, entre ellas director y guión adaptado), es fiel al libro y su aporte reside en la atmósfera y el ritmo de estructura narrativa fragmentada que recuerda a Tarantino.

Pero no todas las relaciones que el año pasado entabló el cine con la literatura convencieron a la Academia. Una de ellas fue desairada a pesar de su renovado estilo épico, con historia de amor incluida. Se trata de Cold Mountain (Monte

Frío, Lumen), la popular primera novela de Charles Frazier, que retoma la guerra de Secesión en Estados Unidos a través de la historia de un soldado desertor camino a casa y de su mujer, que trata de sacar adelante la granja. Aunque la película tiene siete candidaturas, fue excluida de las cuatro principales: película, director (Anthony Minghella), actriz (Nicole Kidman) y guión adaptado.

¿Es el adiós al cine de autor y la bendición al cine de productor? Lo cierto es que al productor que lee un libro y ve en él una película, sólo le resta encargar una adaptación. En cambio, poner en marcha una idea original es más complicado: hay que escucharla, imaginar la película, creer en ella, encargar el guión y luego esperar resultados. "Es un proceso en el que falta más fe", dice Loriga -guionista de la próxima película de Carlos Saura, El séptimo

día-, quien deja claro que prefiere más el cine "cuanto más va encontrando su territorio fuera de la dependencia literaria".

Sólo que esa dependencia cada año es más fuerte. En 2002 la ganadora de los Oscar fue Una mente maravillosa (basada en la biografía del Nobel de Economía John Nash), y en 2003 fueron Chicago (mejor película, versión del musical) y El pianista (mejor director, Roman Polanski, y basada en el libro El pianista del gueto de Varsovia). Entonces, ¿por qué este año iba a ser diferente? ¿O acaso Sofia Coppola dejará que destronen a su padre del puesto de honor de tener la trilogía más premiada?

Una imagen de <i>El retorno del Rey, </i>película inspirada en la obra de Tolkien.
Una imagen de El retorno del Rey, película inspirada en la obra de Tolkien.
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