Bush da un año de plazo a la comisión que investigará los errores sobre Irak
El presidente pone al frente de la investigación a un republicano y a un demócrata
Un republicano y un demócrata -el magistrado Laurence Silberman y el ex senador Charles Robb- presidirán la comisión que investigará los errores sobre los arsenales iraquíes por parte del espionaje de Estados Unidos. "Estamos decididos a averiguar por qué no se han confirmado las informaciones que teníamos", dijo el presidente George W. Bush, que dio a la comisión un generoso plazo -hasta marzo de 2005- para trabajar a fondo y para que sus conclusiones no alteren la campaña de las elecciones presidenciales de noviembre próximo.
"Estamos también decididos a garantizar que los servicios de espionaje de EE UU sean tan precisos como sea posible para los desafíos del futuro", añadió Bush, que no ha tenido más remedio que aceptar que la comisión se ponga en marcha tras la presión creada por las declaraciones de David Kay, jefe del grupo que ha buscado inútilmente las armas en Irak durante seis meses y que ha dicho que "estábamos equivocados en casi todo". Los índices de credibilidad de Bush están en niveles mínimos y el presidente ha iniciado un contraataque -estará mañana durante una hora en el principal programa de debate político de la televisión- para intentar recuperar terreno.
Además de los mencionados, el presidente nombró al senador republicano John McCain; a Lloyd Cutler, ex asesor de Clinton y Carter; a Richard Levin, presidente de la universidad de Yale, al almirante William Studeman, ex número dos de la CIA, y a la magistrada Patricia Wald. Hay otros dos nombramientos pendientes. Silberman fue nombrado por el presidente Reagan en 1985 y fue número dos en Justicia con Nixon y Ford. Robb fue senador y gobernador de Virginia, practica la abogacía y está casado con una hija del presidente Johnson.
Con McCain, que no está sujeto al control del partido ni de la Administración, y con el reparto de colores políticos y el historial de los nombrados, la Casa Blanca trata de contrarrestar las críticas sobre la independencia del ente. McCain, rival de Bush en las primarias de 2000, dijo la semana pasada, cuando el Gobierno aún rechazaba la investigación, que era "absolutamente necesaria" para "saber lo que pasó, pero también para ver qué hay que hacer para evitar que Estados Unidos vuelva a sufrir esta desinformación otra vez".
Pero las críticas sobre la independencia de la comisión, con todos sus miembros elegidos por el presidente y un calendario de trabajo y un temario adecuado a los intereses de Bush, van a mantenerse. La gran cuestión -el Gobierno de Bush forzó, exageró, utilizó los datos de inteligencia para justificar su plan bélico- sigue abierta y la intención de la Casa Blanca es que esta comisión no la aborde. En defensa de la CIA, su director, George Tenet, dijo el jueves que "nadie nos dijo qué es lo que teníamos que decir ni cómo decirlo", pero también subrayó que "jamás se dijo que había una amenaza inminente" en Irak. Bush y su equipo -desde el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, hasta la consejera de Seguridad, Condoleezza Rice- argumentaron reiteradamente que el régimen de Sadam Husein sí era una amenaza que había que abordar de forma urgente.
Aunque Bush ha rectificado en parte al nombrar esta comisión, reitera que volvería a hacer lo que hizo: "Después del 11-S, no quiero arriesgar la seguridad y las vidas de los estadounidenses asumiendo la buena voluntad de los dictadores". La comisión ampliará sus investigaciones a lo que se sabe de los programas de armas en Corea del Norte, Irán y Libia.
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