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Reportaje:LA POSGUERRA DE IRAK

Indignación de los chiíes

Los colaboradores del ayatolá Alí Sistani desmienten que su jefe fuera objetivo de un atentado y reclaman sus derechos en el futuro Irak

Ángeles Espinosa

"Completamente falso". El jeque Abdul Ghafar al Ansari, director de la oficina del gran ayatolá Alí Sistani, desmentía así, ayer, que el jueves se hubiera producido un atentado contra el líder espiritual de los chiíes. No hacía falta llegar hasta él. La tranquilidad que se respiraba en la ciudad santa de Nayaf servía de anuncio antes de enfilar la calle de Sadeq, en una de cuyas esquinas se halla la modesta vivienda del anciano clérigo. "Si le ocurre algo a Sistani, los americanos se van a enterar", advierte uno de sus seguidores. Menos combativo, el imam de la plegaria del viernes, obvia el asunto y opta por un sermón político en el que condena el reciente atentado de Erbil y pide que no se olviden los derechos de los chiíes.

"Si le ocurre algo a Sistani, los americanos se van a enterar", dice uno de sus seguidores
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"Oímos la noticia en la televisión y enseguida nos congregamos todos en torno a la casa de Sistani", relata Mohanna sin esconder su indignación por lo que considera un bulo. Acababa de concluir el rezo del Magreb y empezaba a caer la noche, pero miles de fieles acudieron para mostrar su apoyo al líder religioso. Según la cadena de televisión árabe Al Yazira, unos desconocidos le habían disparado por la mañana aunque había salido indemne del ataque. Un miembro del Consejo de Gobierno, Muafaq al Rabie, que se entrevistó con Sistani por la tarde, confirmó que se había producido un incidente sin dar más detalles. Al Rabie no se desdijo ayer, aunque se limitó a decir que el ayatolá no había resultado alcanzado.

Pasadas las diez de la noche, ante la aglomeración, un ayudante de Sistani salió a la puerta y tranquilizó a la multitud. "Su eminencia se encuentra bien. No ha pasado nada". Para sus seguidores fue suficiente. Se fueron a casa y ayer aseguraban con convicción que todo era un montaje. ¿Por qué? "Quienquiera que estuviera detrás, quería tantear cómo reaccionaba Nayaf", asegura Amer, un joven que deambula ocioso por la calle Sadeq. Otros vecinos temen que la cosa sea más grave. "De Mello calificó a Sistani de gran hombre y una semana después estaba muerto", afirma Azzedín Taha, un enfermero de 41 años que ve la misma mano detrás de ambos incidentes.

Nayaf bulle con el recuperado turismo religioso. La ciudad rebosa de peregrinos iraníes que acuden a venerar el santuario de Alí, el yerno de Mahoma que para los chiíes es el único sucesor legítimo del Profeta. Las aceras están llenas de puestos de refrescos, de dulces y, sobre todo, de libros sobre la vida del inspirador del chiísmo. "Con Sadam, estaban prohibidos", recuerda Alí Husein mientras ojea varios ejemplares. La desaparición del dictador ha devuelto a la vida esta urbe polvorienta y destartalada, situada a 160 kilómetros de Bagdad, pero dejada de lado por un régimen que temía la competencia de los clérigos.

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"Estados Unidos está hablando mucho de Al Qaeda y de otros grupos afines, pero no dice nada de los baazistas", afirma a pleno pulmón sayed Sadredín al Kubanyi, que dirige la oración del viernes en la mezquita del santuario. Sadredín, que además de un clérigo respetado es el representante en Nayaf de la Asamblea Suprema para la Revolución Islámica en Irak (ASRII), afirma que son los miembros del Partido Baaz, que gobernaba con Sadam, los verdaderos enemigos de los iraquíes. Sin acusarles directamente, apunta hacia ellos como responsables del atentado de Erbil. Ni una mención al supuesto ataque contra Sistani.

"Si queréis seguridad, vigilad a los baazistas", espeta Sadredín en lo que parece un mensaje dirigido a las fuerzas de ocupación. Pero no pone toda la responsabilidad en los de fuera. "Los iraquíes", asegura, "debemos controlar a los antiguos dirigentes del partido". Los fieles, dentro y fuera del santuario, corean por tres veces: "¡Muerte a los baazistas! ¡Larga vida al islam!".

Sadredín aprovechó el sermón para dejar clara la posición de la ASRII (el partido iraquí que probablemente cuenta con mayor número de seguidores) respecto al borrador de la Ley Administrativa para el periodo transitorio que estos días se somete a debate público.

"Su principal fuente de inspiración debería ser el islam", lamentó. El número dos de la ASRII también se quejó de que no se recogen adecuadamente los derechos de los chiíes. "Incluye derechos para los kurdos, lo que está bien", manifestó, "pero ¿dónde están los derechos de los chiíes que son la mayoría del país?". Todos los líderes de esa comunidad, con Sistani a la cabeza, piden la celebración de elecciones legislativas directas antes del traspaso de poder. Una misión de la ONU llegó ayer a Bagdad para evaluar la viabilidad de esa exigencia.

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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