El filósofo Fernando Zalamea gana el Premio Jovellanos
El filósofo y matemático colombiano Fernando Zalamea Traba (Bogotá, 1959) disiente del supuesto antagonismo entre razón y sensibilidad, y entre arte y ciencia, y con la tesis de que ambos ámbitos se apoyan y favorecen mutuamente, se alzó con la décima edición del premio Internacional de Ensayo Jovellanos, uno de los de mayor dotación económica en lengua española para obras de pensamiento (18.030 euros), que se falló ayer en Gijón.
En la obra galardonada, Ariadna y Penélope. Redes y mixturas en el mundo contemporáneo, de próxima publicación por Ediciones Nobel, Zalamea, profesor asociado del departamento de Matemáticas de la Universidad Nacional de Colombia, reduce a la consideración de prejuicios injustificados las supuestas barreras que mantendrían en dos planos distintos la lógica y la poesía.
Fernando Zalamea, que se encuentra en Barcelona, donde trabaja en su próxima obra -un estudio sistemático de lo que se ha escrito en español sobre el filósofo norteamericano Charles Peirce-, señaló ayer que en su ensayo premiado aborda la tesis de que la ciencia y el arte no son mundos antagónicos ni modos de conocimiento excluyentes, sino que "se apoyan mutuamente, en una interrelación" que enriquece a ambos. "Demuestro esa interacción con multitud de ejemplos de la literatura, la pintura, la construcción matemática, la física... Trato de romper las barreras que se han establecido entre el arte y la ciencia, y que no responden, a mi juicio, sino a meros prejuicios. La razón y la sensibilidad no están para nada separadas, como habitualmente se cree, sino que, muy al contrario, la razón permite ser más sensible y la sensibilidad ayuda a razonar mejor". "La intuición del artista y del poeta", explicó en conversación telefónica, "es muy a menudo de gran valor para la ciencia", de suerte que una puede ser precursora de la otra, y a la inversa.
Mitos clásicos
El título del ensayo hace mención a dos metáforas de las que se sirve el autor para desarrollar su tesis: el mágico ovillo de Ariadna, que no sirve ya de guía en la compleja realidad actual porque no hay un único hilo que sirva de orientación, y el telar de Penélope, que sí es paradigma del tiempo presente porque su permanente tejer y destejer alude a la red de redes materiales, que sí debe ayudar a reorientarnos, pues la cultura es hoy una malla, cuyo entrelazamiento de hebras y fibras sugiere vecindades y posibilidades diversas.
El jurado, presidido por Sabino Fernández Campo, ex jefe de la Casa Real y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, destacó en la obra de Zalamea "su inteligente uso de los mitos clásicos para describir el cambio desde una visión unitaria y universal de la realidad hacia otra plural e interdependiente". A la décima edición del premio se habían presentado 90 obras, de autores consagrados y de noveles, procedentes de numerosos países, sobre todo de América Latina.
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