La mayoría de israelíes cree que Sharon debe dimitir si se demuestra que aceptó sobornos
El primer ministro resta importancia a las acusaciones y asegura que agotará su mandato
Ariel Sharon reaccionó ayer desafiante ante las acusaciones de presunta corrupción que se acumulan en su contra. En entrevistas a los dos diarios israelíes de mayor tirada, el primer ministro afirmó que gobernará hasta terminar su mandato, a principios de 2007. Pero la Fiscalía General del Estado cree disponer de pruebas para encausarle en unas semanas. La mayoría de israelíes cree que debe dimitir si se confirma que aceptó sobornos.
"No estoy a punto de dimitir", aseguró Sharon en la entrevista publicada ayer por el Yediot Ajronot. "Además, estoy muy ocupado, trabajando día y noche, y no pienso perder el tiempo para dedicarme a esas cuestiones que están siendo investigadas", agregó después de restarle importancia al asunto. Fuentes de la oficina del primer ministro se mostraron confiadas en que no existe una base legal sólida para encausarle, pero también reconocieron el desgaste político que las acusaciones pueden causarle ante la opinión pública.
"Estoy convencido de mi capacidad para completar la legislatura", se jactó en la entrevista con Ma'ariv, el segundo periódico de Israel en número de ejemplares. Pero bien podría verse obligado a tragarse sus palabras si la fiscalía consigue acumular más pruebas que añadir al expediente que este pasado miércoles abrió ante un juzgado de Tel Aviv. A lo largo de las 33 páginas del documento, se acusa a Sharon y a su hijo Gilad de haber recibido, a cambio de diversas gestiones hechas en favor de un conocido promotor inmobiliario, unos 650.000 euros para financiar las campañas electorales correspondientes a las primarias del partido Likud del año 1999 y a los comicios de 2001, tras los que pasó a ser jefe del Gobierno.
Dado que tiene otros dos casos abiertos, igualmente relacionados con la presunta financiación ilegal del partido a partir de donaciones anónimas recibidas desde el extranjero, la oposición intenta ya sacar partido de la crisis. "El lazo alrededor del cuello de Ariel Sharon se va estrechando", declaró el diputado laborista y ex director de los servicios secretos del Mossad, Danny Yatom. "Esta bola de nieve va a seguir creciendo hasta derrumbarle, y quizás lo haga también con Olmert", añadió, haciendo alusión al actual ministro de Industria y Comercio, Ehud Olmert, quien supuestamente también recibió comisiones por favores hechos al mismo empresario para financiar las citadas elecciones primarias.
La apertura del expediente ha comenzado a pasarle factura a Sharon. Según los resultados de las encuestas difundidas ayer por Ma'ariv y Yediot, el 63% y 49%, respectivamente, de los israelíes piensa que el actual primer ministro debería quedar suspendido temporalmente en sus funciones o bien presentar su dimisión si finalmente la fiscalía presenta cargos. Si así fuera, sería la primera vez que ocurre en la historia política de Israel. Pues, aunque sus predecesores, Ehud Barak y Benjamín Netanyahu, llegaron a estar bajo sospecha y fueron investigados, finalmente no fueron encausados.
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