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Reportaje:PREOCUPACIÓN VECINAL

El síndrome del próximo

El temor a la meningitis, tras el fallecimiento de un alumno de ESO, vacía las aulas en Nerva

Tereixa Constenla

Nada es igual en el instituto de Nerva (Huelva) tras las vacaciones. La muerte de uno de sus alumnos, que cursaba 4º de ESO el pasado 31 de diciembre a causa de una meningitis, ha recuperado un fantasma que creían enterrado el año anterior. El temor a convertirse en la siguiente víctima de la bacteria está trastornando la actividad educativa, marcada por las asambleas, los corrillos, las movilizaciones improvisadas, los lazos anaranjados y las pintadas. "No a la meningitis", escribieron ayer con trazos enormes sobre la cancha de baloncesto del instituto.

El fantasma es viejo -de diciembre de 2002 a mayo de 2003 se registró un brote con nueve casos de meningitis- pero el nervio que está avivando las movilizaciones es nuevo. Hay dos razones claras, según el director del instituto, José Orihuela: "El impacto psicológico viene cuando se vuelve a repetir este año y, además, la consecuencia es una muerte". Son los alumnos quienes están aguijoneando al resto de la población. "Lo han sentido como su problema, están viendo que a cualquiera de ellos le puede pasar", añade Orihuela.

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En el consejo escolar están sentadas en representación de los alumnos Lorena Benítez, Esther Gómez, Elisabet Castro y Fátima Sánchez. Ellas, junto a otros compañeros, están siendo las artífices de la campaña de movilizaciones con la que han inaugurado la vuelta a clase. "Tenemos miedo", dice Lorena en la cafetería del centro. "Sobre todo de impotencia, de no saber qué ocurre porque no tenemos datos suficientes", matiza Esther Gómez.

En las sensaciones de las estudiantes conviven múltiples variables, incluso las contradictorias, que es lo propio de la incertidumbre. Las palabras de la alumna Benítez son una prueba de ello: "Es una sensación de espera continua, de si va aparecer un nuevo caso o no". Y al mismo tiempo pelea para no dejarse derrotar por el miedo: "Tenemos que continuar con nuestra vida, no podemos estar pensando que vamos a ser los próximos".

Batallar con algo de origen incierto alimenta el desasosiego de los jóvenes de Nerva, pero no impide que se subleven contra las muestras de discriminación que perciben en otras localidades. El miedo es libre. "Hemos ido a bares de Campillo y nos ponen vasos de plástico", se quejan Lorena y Esther. La primera es de Nerva, pero la segunda vive en Zalamea. El instituto acoge estudiantes de toda la cuenca minera. Por eso los jóvenes son más conscientes que nadie de que la meningitis merece un seguimiento comarcal.

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En el centro de salud de Nerva se se han distribuido 1.500 vacunas y quimioprofilaxis a personas de entre 15 y 30 años. Además de los grupos de riesgo, en urgencias se vacuna a todo aquel vecino que lo reclama. El médico Pablo Solís, que coordina el trabajo en el centro, ha observado un claro aumento de las visitas a las consultas por problemas menores que, fuera de este contexto, no merecerían apenas atención. "Es un miedo lógico, pero tenemos que tranquilizar a la gente", añade.

Los profesionales de la salud lanzan al unísono mensajes de serenidad, bien sea el médico Solís, bien el farmacéutico Juan José Fernández. "Hay que actuar bajo la batuta de los epidemiólogos que son quienes tienen que encontrar la solución", dice el boticario.

Y los expertos, reunidos ayer en Huelva, arroparon las medidas sanitarias tomadas hasta el momento por la Consejería de Salud, según la directora general de Salud Pública, María Antigua Escalera, además de proponer que se elabore un nuevo estudio de portadores. Uno de los especialistas, Jerónimo Pachón, acudió por la tarde junto a representantes de la Administración andaluza a un encuentro en Nerva. La reunión prevista se demoró cerca de una hora, pero aún así alrededor de 200 personas siguieron en la calle esperando. Su paciencia sólo es un buen indicador de la preocupación que reina en la población.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Lisboa desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera en Andalucía. Es autora del libro 'Cuaderno de urgencias'.

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