El Barça no espabila
La cara de Rijkaard era todo un poema. Con el ceño fruncido, el técnico del Barcelona asistía entre incrédulo e impotente a la derrota de su equipo, que topó con un espléndido Aizpurúa, el portero suplente del Levante. Lo paró todo el meta vasco, héroe en una noche festiva para el club valenciano: por primera vez se llenó el estadio Ciutat de València, hasta hace unos años llamado Nou Estadi.