Baptista sentencia al Villarreal

La Copa en estado puro. Emoción, alternancia en el marcador y en el juego, goles y más de una brusquedad y altercado. Qué gusto en tiempos en los que la competición copera parece un problema en el calendario, un título menor. Las alineaciones presentadas por ambos conjuntos desdecían la tendencia actual. Loable apuesta de Caparrós, que lleva el gen ganador en sus propuestas. Sin más remedio por parte de Benito Floro, que no puede, ni queriendo, desfigurar mucho al equipo con la escasez de mano de obra de que dispone.

Con todo, con las buenas intenciones por parte de unos y otros, es inevitable, en una eliminatoria a 180 minutos, circular hacia delante sin mirar el retrovisor. Sobre todo, por parte del equipo local, consciente de que un gol en contra complica el asunto en demasía. Así le sucedió al Villarreal, que, tras un magnífico primer tiempo, tres acciones culminadas de manera perfecta por parte del Sevilla en la segunda mitad, dejan la eliminatoria en el cesto andaluz. Pronto se vio la intención del cuadro hispalense, que quiso morder primero con dos remates de Darío Silva y Pablo Alfaro a los que les faltó algo de acierto. El que le sobró al brasileño Belletti para adelantar en el marcador al Villarreal antes de cumplirse el primer cuarto de hora. Amén de los rigores tácticos, de las cuestiones físicas, de los golpes de fortuna, de errores y accidentes, la calidad resulta primordial a la hora de definir. Y lo que se dice buenos jugadores, el Villarreal tiene un puñado de tal especie. Entre ellos, Belletti, cuyas maneras nadie discute aunque aparezcan de uvas a peras. Su gol, tras una carrera de 35 metros y un zapatazo violento, lo firmaría cualquier futbolista con más publicidad.

Hablando de buenos, el Villarreal ha encontrado un chollo en Battaglia, que ayer debutó ante los suyos, jugador referencia en el centro del campo, que mueve el balón con criterio y no pierde el equilibrio y la posición ni con vértigo.

Al amparo del gol de Belletti, el Villarreal creció en su juego en un encuentro movido y tenso (la grada se puso histérica con la sola presencia de Darío Silva). El arreón le duró 45 minutos. La incertidumbre se acrecentó con el gol de Baptista, también de sublime ejecución para no ser menos que su compatriota y rival Belletti. Y como la cosa iba de brasileños, Alves se sumó al festival tras un eslalon que el mismo culminó.

Todo lo bueno, toda la superioridad mostrada en el primer acto por el Villarreal, quedó solapada por los dos golpes de inspiración del Sevilla en un arranque frenético en el segundo acto. La cosa no quedó ahí y un segundo gol de Baptista, el tercero de su equipo, dejan la eliminatoria cercana al Nervión.