_
_
_
_
_
Reportaje:LOS VENDEDORES MADRILEÑOS EN LAS FIESTAS DE NAVIDAD

La ilusión de los que empiezan

Un matrimonio trabaja 20 horas en un pequeño restaurante recién abierto

Elvira Moreno y su marido Óscar Ahmet pasarán la comida de Año Nuevo en su recién estrenado restaurante turco, sito en la calle de Ginzo de Limia (distrito de Fuencarral), sirviendo almuerzos a los que decidan pasar por su local. "Hemos abierto hace un mes y desde entonces no hemos cerrado ningún día", explica esta pareja formada por una española y un turco, que no llevan ni un año casados. Juntos han decidido emprender esta aventura empresarial. "No somos del barrio, pero el local nos pareció bueno y aquí estamos", explican.

Horas y más horas. Desde que abrieron el pequeño negocio -en el que han invertido 60.000 euros-, Elvira y Óscar levantan la persiana del restaurante todos los días a las 7.30 y no cierran hasta las dos de la madrugada. De momento no van a contratar a más personal. Los dos sirven comida típica turca, que mezclan con los aperitivos españoles que lucen detrás de la barra: patatas fritas, aceitunas, cacahuetes. "Entre los dos hacemos casi veinte horas. Yo vengo a abrir a las siete y media de la mañana y luego viene él. Hemos perdido entre seis y ocho kilos de peso cada uno por pasar tantas horas de pie", comenta Elvira mientras revisa que el kebab de carne de pollo y cordero dé vueltas correctamente en el torno.

Más información
Una ciudad comercial regida por un 'alcalde'

En las caras de este matrimonio se mezcla la ilusión y el cansancio de los principiantes.

Los precios, de momento, los han puesto asequibles para la clase media que mayoritariamente forma el barrio del Pilar: un kebab, con el que uno puede suplir el almuerzo, cuesta tres euros.

En las fiestas navideñas, Óscar y Elvira se esmeran en que todo esté a gusto del cliente. Han decorado el local con algunos adornos navideños. Saben que tienen que competir con los numerosos restaurantes y bares que hay en el barrio del Pilar, además de con los del centro comercial La Vaguada. Ellos son nuevos en el barrio y tienen que ganarse a la clientela. "La gente que viene a nuestro restaurante es gente de paso más que vecinos de la zona", explica Elvira, que lleva trabajando como cocinera más de 25 años. "Los restaurantes de La Vaguada no suponen mucha competencia para nosotros porque la gente que va a comer al centro comercial es porque ha ido a hacer compras. Nuestros clientes son de otro tipo", añade esta mujer

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El día de Nochevieja, Elvira y Óscar cerrarán a las 17.00 el restaurante para irse a cenar a casa. Disfrutarán poco de la fiesta. El día de Año Nuevo ya estarán preparados a partir de las 13.30 para servir comidas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_