Una antología reúne en cuatro tomos a las mejores escritoras iberoamericanas
Anna Caballé, coordinadora de la edición, selecciona a 120 autoras desde la Edad Media
La creencia de que la incorporación de la mujer a la literatura es un hecho reciente, consecuencia de su emancipación, está todavía muy extendida. Combatir este tópico es uno de los propósitos de La vida escrita por las mujeres, una ambiciosa antología de escritoras españolas y latinoamericanas desde la Edad Media hasta hoy coordinada por la responsable de la Unidad de Estudios Biográficos de la Universidad de Barcelona, Anna Caballé, y publicada en cuatro tomos por Círculo de Lectores. Una quincena de especialistas han colaborado en el proyecto durante varios años.
La vida escrita por las mujeres arranca con Leonor López de Córdoba (1362 o 1363-1430), autora de la primera autobiografía conocida en lengua castellana, que aquí se presenta por primera vez adaptado al español moderno, y termina con Lucía Etxebarria. Nombres tan conocidos como los de Emilia Pardo Bazán, Ana María Matute, Rosa Chacel, Víctor Català, María Teresa León o santa Teresa de Jesús, junto a otros casi olvidados, como los de Vicenta García Miranda, Adela Zamudio, conviven en esta antología de 120 autoras surgida por una confluencia de intereses. Por una parte, Círculo de Lectores deseaba preparar una publicación especial para celebrar su 40º aniversario, y quería dedicarla a la mujer. Por otra, a Caballé le seducía un proyecto como éste, entre otras cosas porque nunca antes se había llevado a cabo una iniciativa similar, por el vasto arco temporal que abarca y la variedad de géneros representados. Una obra, en cualquier caso, que "no tiene vocación canónica, sino de invitación a la lectura", indica Caballé.
La antología muestra la evolución del papel de la mujer en el mundo literario; un proceso salpicado de dolor y de contradicciones: con el mundo que las rodea y con ellas mismas, que temen adentrarse en áreas reservadas al varón y no respetar el papel que se les ha asignado en la sociedad. En ello pone el acento este trabajo, en el que se intenta mostrar las dificultades que han debido vencer durante siglos las mujeres que querían dedicarse a su pasión por escribir.
La redacción de La vida escrita por las mujeres ha supuesto un intenso trabajo de investigación, estrechamente relacionada con la invisibilidad que durante siglos ha aquejado a la mujer escritora. Para ofrecer una visión contextualizada de las obras, la selección correspondiente a cada autora está precedida de una biografía. Su redacción ha sido una tarea laboriosa en muchos casos porque apenas se ha transmitido información sobre ellas. A veces ha sido imposible encontrar un retrato o una fotografía que permita ponerles rostro.
Entre los textos seleccionados hay tanto ficción como no ficción, poesía y prosa, pero se han primado los textos que permiten asomarse a la experiencia vital de las escritoras, aquellos en que se cuentan a sí mismas, tales como cartas, diarios, incluso testamentos y recetas de cocina. Se incorporan textos escritos en castellano, catalán, gallego y latín, todos ellos traducidos al castellano "porque nuestra intención es divulgativa, queremos facilitar la lectura", explica Caballé, y se ha tratado tanto a las autoras españolas como a las latinoamericanas porque se considera que, a pesar de que está el océano por medio, hay paralelismos evidentes.
La obra se estructura en cuatro volúmenes, cada uno con su propio coordinador excepto el primero, Por mi alma os digo, que abarca desde la Edad Media hasta la Ilustración, y por la magnitud del periodo contemplado tiene cinco coordinadoras, una por capítulo.
Le sigue La pluma como espada, del romanticismo al modernismo, y el título hace referencia a un rasgo común entre las autoras del siglo XIX, la reivindicación activa de sus derechos como escritoras. Contando estrellas es el primero de los dos tomos dedicados al siglo XX, que se repasa también en el último volumen, Lo mío es escribir.
El hecho de que para el último siglo hayan sido precisos dos tomos, los mismos que para el milenio largo precedente, dan idea de la evolución del papel de la mujer en las letras, que ha ido ganando peso progresivamente. "Pero en el momento actual, en que por fin las escritoras son visibles y ocupan parcelas importantísimas, la literatura ha perdido el prestigio que tenía antes", constata Caballé. Los tiempos han cambiado mucho pero no lo suficiente, porque, como constata Caballé, las parcelas de poder "o mejor dicho, los emblemas de poder, como la Academia, siguen estando, de una manera totalmente desproporcionada, en manos de los hombres".
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