Zaha Hadid planificará el urbanismo de una isla creada en la ría de Bilbao
La arquitecta iraquí se suma a las grandes figuras que trabajan en la regeneración de la ciudad
Bilbao está desconocido. A la orilla de la ría, en Abandoibarra, ya no hay ni astilleros, ni contenedores, ni pabellones abandonados, sino el Museo Guggenheim y un paseo jalonado con esculturas que lleva hasta el palacio de congresos Euskalduna. El proceso de cambio urbanístico continuará ahora aguas abajo para transformar Zorrozaurre, una península de 57 hectáreas que se adentra en la ría. En el proyecto de crear una isla en la que convivan viviendas e industria trabaja la arquitecta Zaha Hadid (Bagdad, 1950), que se ha sumado a la nómina de colegas de primera fila contratados para la regeneración de Bilbao.
Bilbao es una ciudad pequeña, de poco más de 41 kilómetros cuadrados, la de menor superficie de las tres capitales vascas, en la que disponer de una superficie de 57 hectáreas -el terreno equivalente a 57 campos de fútbol- es un lujo. Abandoibarra sólo cuenta con 34 hectáreas y ha conseguido en menos de una década ser la pieza principal del cambio del viejo perfil industrial. Los terrenos que el sector naval abandonó en el mismo centro urbano han permitido en los últimos ocho años que Bilbao se volviera hacia la ría. Las vías del tren cambiaron de trazado, se construyeron nuevos puentes y se puso en marcha la regeneración urbanística como fuerza tractora del nuevo Bilbao, gestionada por la sociedad pública Bilbao Ría 2000, que integra a las administraciones central y vascas y a las empresas públicas con intereses en la zona.
La planificación de Abandoibarra fue realizada por el arquitecto de origen argentino César Pelli, afincado en Estados Unidos. Ahora Zaha Hadid ha recibido el encargo del Ayuntamiento de Bilbao para abordar el siguiente paso en la regeneración urbana.
Hadid, formada en la prestigiosa Architectural Association, la escuela de arquitectura más antigua del Reino Unido y residente en Londres desde hace 30 años, se dio a conocer a principios de los años noventa al ganar el concurso para construir la Ópera de Cardiff. Surgió una fuerte polémica y el proyecto se quedó sobre el papel. Construir sus diseños no fue fácil, pero, finalmente, logró el reconocimiento. Este mismo año ha inaugurado un museo de arte contemporáneo en Cincinnati, y ha recibido el premio Mies van der Rohe, el galardón de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea, por una terminal de tranvías de Estrasburgo.
Zorrozaurre, ajena a la vida de la ciudad si no fuera porque allí está el depósito de los vehículos retirados por la grúa municipal, está ocupada ahora por viviendas de baja altura en precario estado de conservación, talleres, pabellones industriales y solares propiedad del Puerto de Bilbao. Su forma de península fue creada artificialmente, cuando en los años cincuenta se abrió en una curva de la ría el canal de Deusto. El Plan General de Ordenación Urbana, aprobado hace ocho años, establece que el canal deberá ser prolongado hasta convertir a Zorrozaurre en una isla en medio de las aguas de la ría, para proteger la zona de las inundaciones.
Hadid trabajará sobre la base de conectar la isla con el resto de la ciudad, construir 3.216 viviendas, los equipamientos previstos por la ley, y reservar espacio para actividades industriales. El resto quedará a su criterio. Pero incluso estos condicionamientos previos del encargo son relativos. Si sus ideas convencen a los grupos políticos, basta con someter los cambios a la aprobación del pleno municipal. En el plazo de ocho meses, el proyecto deberá estar listo. Para encontrar referencias sobre planeamientos urbanos realizados por Hadid hay que salir de Europa: el encargo más parecido al recibido en Bilbao lo hizo para Singapur.
Desde la llegada a Bilbao del británico Norman Foster a finales de los ochenta con el diseño del metro, los grandes proyectos han aterrizado de la mano de arquitectos de primera línea internacional. Gehry se consagró con el Guggenheim de titanio y cristal, y a su alrededor proliferan los nombres más rutilantes de la profesión. Santiago Calatrava -autor también de la terminal del aeropuerto de Bilbao- construyó una pasarela sobre la ría, y José Antonio Fernández Ordóñez otro puente peatonal recubierto de madera.
A su lado están ya en construcción un complejo de viviendas y oficinas diseñadas por el japonés Arata Isozaki, y en las inmediciones del puente de Deusto se levantan las obras del centro comercial encargado al arquitecto estadounidense Robert Stern. Y el hotel Sheraton, del mexicano Ricardo Legorreta, avanza ya hacia una próxima inauguración.
La torre de oficinas proyectada también por Pelli en el corazón de Abandoibarra ha tenido peor suerte. Después de sortear muchas dificultades, la Diputación de Vizcaya anunció por sorpresa el pasado verano que renunciaba a ocuparla. Pelli está revisando el diseño para adaptarlo a clientes privados.
Abandoibarra sigue en marcha y comienza a perfilarse el futuro de Zorrozaurre, mientras los barrios menos vistosos esperan su turno para cambiar de cara. El Ayuntamiento ha creado una oficina para impulsar la regeneración de otras cinco áreas, para las que se plantea un centenar de proyectos y la rehabilitación o traslado de una treintena de empresas e instalaciones de transporte y servicios. Sólo en el entorno de la Feria de Muestras, que en 2004 contará con los nuevos pabellones en Barakaldo, se actuará sobre otras 93 hectáreas. Entre otros edificios, está directamente afectado el estadio de San Mamés. El Athletic Club ya busca nueva ubicación en las cercanías.
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