Oportunidades y riesgos
El informe Winners and Loosers realizado por Charles Johnston y Kay Switzer de la Auckland University of Technology en Julio de 2002 se propuso investigar si en los sectores del ocio y el turismo de Auckland podía hablarse de "ganadores y perdedores" desde el punto de vista de los beneficios económicos derivados de la Copa del América en su edición de 2000.
A tal efecto el informe divide la ciudad en dos zonas diferenciadas, suburbs y downtown en función de la proximidad de cada zona al lugar donde se concentraron la mayor parte de las actividades relacionadas con las regatas. Downtown comprende varios de los distritos más próximos a la zona portuaria y suburbs los más alejados. Sobre un total de 156 cuestionarios realizados en negocios de Auckland el estudio extrae algunas conclusiones que aunque tal vez no sean totalmente extrapolables al caso de Valencia debamos considerar al menos de una manera preventiva.
"Tendremos que proyectar una oferta turística de más largo plazo porque puede producirse un fuerte pinchazo"
La primera conclusión que extrae el informe es que la mayoría de los negocios tanto de una zona como de la otra consideraban que la America's Cup había beneficiado a toda la región de Auckland, lo cual es plenamente coincidente con la tesis del informe llevado a cabo por McDermott-Fairgray y Ernst &Young, en el que se inspira el cálculo de las expectativas económicas que la Copa del América abre a nuestra ciudad y que diariamente vemos citadas en los medios de comunicación.
No obstante hay algunas otras observaciones un poco más inquietantes en este informe. Así por ejemplo, mientras que en general los negocios de la parte de la ciudad más próxima al evento (downtown) habían funcionado razonablemente bien durante la Copa, el resto de las zonas habían experimentado un impacto menos positivo. También establece el informe que tanto en una zona como en otra estaba ampliamente difundida la sensación de que en los alrededores de la región de Auckland se había producido un efecto boom and bust, es decir un aumento significativo de los beneficios antes y durante la celebración de las regatas seguido de un descenso perceptible en los ingresos después de los eventos.
Otra de las conclusiones llamativas del informe es que alrededor de un 50% de los negocios de Auckland no se había preparado de ninguna manera para el acontecimiento ni antes ni durante él. En downtown una gran mayoría de los negocios que se preparó de algún modo obtuvo más beneficios que los que no lo hicieron.
En relación con la satisfacción de las expectativas económicas generadas por el evento en los negocios de la ciudad se observa una gran diferencia entre los que se encontraban ubicados en una zona y los que se encontraban ubicados en otra. Así, mientras que un 58% de los situados en downtown vieron satisfechas sus expectativas incluso por encima de lo que esperaban, el 27% obtuvo menos beneficios de los esperados. En suburbs los porcentajes son claramente diferentes ya que mientras que sólo a un 36% les había ido mejor de lo que esperaban, un 37% obtuvo peores resultados de los que había previsto. En esta zona de la ciudad el porcentaje de negocios que ha visto defraudadas sus expectativas en relación con la Copa del América es superior al de los que se muestran satisfechos con los resultados económicos de las regatas.
Mientras que más de un 90% de los negocios de downtown había percibido un aumento en el número de visitantes de fuera del país, sólo un 56% de los negocios de los suburbios había experimentado un aumento de visitas de clientes extranjeros. De ahí se deduce que pocos turistas extranjeros visitaron la parte de la ciudad más alejada de las instalaciones portuarias con las consiguientes implicaciones económicas que de ello cabría esperar.
En lo que se refiere a lo que el estudio llama el post-Cup period, un 37% de los negocios consideraba que los beneficios habían mejorado durante éste mientras que el 43% consideraba que sus negocios ya no se habían beneficiado más desde la celebración de la Copa. También señala que el 75% de los negocios de suburbs consideraba que no había habido la suficiente planificación para atraer clientes hacia su zona.
La adjudicación a nuestra ciudad de la próxima edición de la Copa del América es un motivo de satisfacción absolutamente incuestionable. Ahora bien, es cierto que también existen riesgos según se deduce del estudio citado frente a los que convendría prevenirse.
En primer lugar hay que adoptar medidas serias para que la distribución de los beneficios alcance a la ciudad en su conjunto y no se quede sólo en los negocios que disfrutan de una ubicación más privilegiada ni en los incrementos especulativos que experimentarán los inmuebles situados en la zona de influencia de la Copa. Mal negocio habremos hecho si sólo los que poseen solares, edificios o apartamentos pueden obtener algún provecho.
Es absolutamente imprescindible que otros enclaves de la ciudad como por ejemplo el centro histórico mejoren notablemente su oferta de aquí a 2007. Hay que poner en marcha un buen plan de información y de transportes para los visitantes de manera que su estancia en Valencia se distribuya por todas las zonas de la ciudad y no sólo por la zona portuaria.
La generación de un empleo de mejores condiciones es una garantía de que la prosperidad asociada al evento se repartirá con la deseable amplitud. Oportunidades para su creación se abren, estemos atentos a este particular.
Por otro lado está el riesgo de boom and bust que también menciona el informe y que debería corregirse programando para la Copa unas nuevas infraestructuras turísticas pensadas para la continuidad, caracterizadas por un aumento generalizado en la calidad de los servicios prestados y por un personal con mayor cualificación. Una arquitectura de calidad, hecha para perdurar estética y funcionalmente es un ingrediente indispensable de este tipo de modelo.
La Copa del América nos garantiza un importantísimo flujo de visitantes hasta casi el final de 2007 pero tendremos que proyectar una oferta turística de más largo plazo porque de lo contrario puede producirse un fuerte pinchazo que debemos evitar a toda costa. No podemos permitirnos que el final de la Copa del América dé lugar a una pérdida generalizada de beneficios económicos. Esa oferta pasa entre otras cosas por una adecuada política cultural, una mejor seguridad ciudadana, un mayor respeto por el patrimonio histórico... avancemos de paso también en esto.
La escasa preparación de los negocios locales para la celebración de la Copa es otra de las observaciones que realiza el estudio. De hecho se menciona que la mayoría de los negocios se limitaron a mantener sus puertas abiertas durante más tiempo. El tejido empresarial de la ciudad de Valencia está preparado para planificar su oferta de un modo más racional, que el Ayuntamiento coordine esfuerzos en este sentido me parece apremiante.
Hay que hacer un esfuerzo por incorporar a la economía local toda la industria de alta tecnología asociada a las competiciones, preparar unos excepcionales soportes digitales a los responsables de la cobertura mediática de los actos, procurar en definitiva que el evento suponga para la ciudad un verdadero enriquecimiento tecnológico.
Este acontecimiento puede definir un nuevo modelo de ciudad en todas y cada una de sus dimensiones. Valencia es de todos y entre todos debe construirse. Más participación social y ciudadana en la adopción de decisiones es el único camino para no descohesionar la ciudad y transformarla en un objeto extraño.
A la ciudad le quedan muchos años de historia después de 2007 y ésta es una oportunidad que no se puede desaprovechar.
Rafael Rubio es portavoz del Grupo Socialista del Ayuntamiento de Valencia.
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