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Reportaje:

Cerdos con 'etiqueta'

Una empresa navarra comercializa la primera marca española de carne de porcino con certificado de calidad

Su carne no salta en la sartén. Lo garantizan sus criadores y dicen que es porque su calidad está controlada genéticamente. No viajan más de tres horas seguidas en camión y tampoco son sometidos a descargas eléctricas u otros sistemas que les puedan producir estrés. Tienen aire acondicionado en sus granjas, más metros cuadrados para estirar las patas y gozan de temperatura, ventilación y humedad controlada por ordenador. Son los primeros cerdos españoles con certificado de calidad. Una respuesta empresarial a la secuencia de graves crisis alimentarias vividas.

La empresa Cárnicas Pamplona ha puesto en el mercado carne de cerdo fresca cuya calidad está acreditada oficialmente por la mayor organización internacional del ramo, SGS ICS, perteneciente a un grupo fundado en 1898 y presente en 140 países. Respaldada en España por la Empresa Nacional de Acreditación (ENAC), SGS certifica la calidad de grupos como Iberia, Metro de Madrid, RENFE, Fontvella, AENA o Carrefour, entre otros. Con su aval, Cárnicas Pamplona certifica que su producción de 100.000 cerdos anuales, procedentes de 43 granjas, es especial, desde la selección genética hasta el etiquetado final. Comercializados bajo la denominación Belabarce, estos animales llegan al mercado tras haber sido alimentados con piensos también controlados, compuestos en más de un 90% de productos de origen vegetal, manteca, vitaminas y minerales. Otras materias de origen animal están prohibidas.

Los piensos son producidos por agricultores de la sociedad cooperativa Agropecuaria Navarra, grupo al que pertenecen igualmente las granjas de donde salen los más de ocho millones de kilos anuales de carne de cerdo certificada. En ellas, la firma Gene+Ibérica selecciona a los lechones idóneos con el objetivo de que la carne no pueda desprender agua.

Cuando llega la hora de ser transportados, los animales lo hacen en vehículos homologados y la duración máxima de su viaje al matadero debe ser de tres horas. Las guías, la documentación y la supervisión de SGS así lo acreditan. En el momento del sacrificio, el matadero conoce ya el número y procedencia de estos cerdos. Permanecen estabulados en cuadras identificadas y tienen un periodo de reposo antes de ser convertidos en canales, que deben volver a pasar controles específicos.

El seguimiento del del producto debe ser absoluto, por eso todos los pasos están supervisados para evitar posibles errores: desde la granja de madres que dota al ganadero de las crías hasta la carne que llega al punto de venta, el control se realiza mediante un sistema codificado que acompaña al animal en todas sus fases de producción.

Cárnicas Pamplona nació en 1993 y actualmente tiene 70 trabajadores. En 1998 fue adquirida por los grupos Los Alecos y Agropecuaria Navarra, ambas con secciones productoras de porcino. Liborio Oficialdegui presidente de la empresa, destaca que en cada etiqueta el consumidor encuentra toda la información de la carne que va a consumir, desde el lugar y fecha de nacimiento del animal hasta datos de su sacrificio. Una seguridad alimenticia a cambio de un 10% de sobreprecio sobre la media del sector, según los productores.

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