Al Qaeda se refuerza y financia sus ataques con el opio afgano

El diplomático chileno Heraldo Muñoz, presidente del Comité de Sanciones de la ONU contra Al Qaeda, reconoce que dos años después del 11-S los resultados en la lucha contra la financiación de la red terrorista son "decepcionantes": "En este tiempo sólo se han congelado fondos por valor de 135 millones de dólares". Muñoz asegura que Al Qaeda se "ha adaptado a los golpes que ha recibido" y se ha reforzado, además, "financiándose en la actualidad con el narcotráfico, fundamentalmente con el opio de Afganistán", país donde la producción de la adormidera se ha multiplicado.

Muñoz, representante ante la ONU de Chile, país que desempeñará a partir del próximo enero la presidencia del Consejo de Seguridad, acaba de volver de un viaje por Afganistán. "Se ha establecido una alianza entre los talibanes y los productores de opio, que ahora se cultiva también en el norte y no sólo en el sur como antes. La producción se ha multiplicado por la sequía. Corremos el riesgo de que Afganistán pase de ser un Estado que albergaba terroristas a un Estado narcotraficante, y Al Qaeda se está financiando con ello".

El diplomático chileno explica en conversación telefónica con EL PAÍS su visión de la red terrorista tras dos años de perseguir sus fuentes de financiación: "Sólo hemos tocado la punta del iceberg. Al Qaeda es el primer movimiento terrorista global. Ya no existen epicentros del terror ni funciona como una organización jerarquizada. Se ha adaptado a los golpes que ha recibido en los últimos años y ha compensado sus pérdidas extendiéndose a otras zonas, creando nuevos teatros de operación, y ahora es más activa en Asia. Actualmente, la organización de Osama Bin Laden es una especie de paraguas ideológico. La agenda operativa la fijan diversos grupos de forma descentralizada, y lo que hace Al Qaeda es proporcionar cobertura ideológica a esa yihad [guerra santa] universal".

Pocos fondos congelados

A tenor de los datos, la punta del iceberg de la financiación de la red terrorista sólo ha sufrido un ligero roce. Tras la conmoción causada por el 11-S, Naciones Unidas creó un comité de sanciones contra Al Qaeda y los talibanes con el fin de secar sus fuentes financieras. Dos años después, señala Muñoz, "se han congelado fondos por valor de 135 millones de dólares, y en la lista de individuos y organizaciones sospechosos de pertenecer a Al Qaeda sólo figuran 372 nombres".

La colaboración de la comunidad internacional ha sido decepcionante, afirma el diplomático. "Sólo 84 países han aportado información al comité. Y hay muchos Estados reticentes a ir más allá de la congelación de las cuentas bancarias". La buena noticia, dice Muñoz, es que en los últimos meses países como Arabia Saudí e Irán, que acaba de proporcionar unos doscientos nombres, están cooperando más.

Uno de los problemas principales, destaca el diplomático, es la financiación del terrorismo a través de las organizaciones de caridad islámica y el sistema conocido como hawala, los giros de dinero entre particulares basados en la confianza, dos métodos que continúan siendo utilizados. "Uno de los cerebros del atentado de Bali de octubre del año pasado trabajaba en una organización de caridad, y las autoridades indonesias descubrieron después transferencias de 35.000 y 100.000 dólares realizadas por distintos correos"

"Algunas de esas organizaciones humanitarias", añade Muñoz, "están en la lista de sanciones de la ONU y, pese a ello, siguen operando. Parte de la dificultad para desmantelarlas es que en paralelo hacen beneficencia de verdad".

El próximo enero, Naciones Unidas tomará la decisión de renovar la resolución que dio origen a la creación del Comité de Sanciones contra Al Qaeda o modificarlo con otra nueva. Heraldo Muñoz es partidario de esta última opción, "añadiéndole más dientes a las sanciones". El comité publicará un nuevo informe sobre las finanzas de Al Qaeda a principios del mes que viene.