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Alemania y Francia se unen frente a Bruselas para eludir las sanciones del Pacto de Estabilidad

La Comisión trata de presionar a París y Berlín para que reduzcan sus déficit públicos

Carlos Yárnoz

El Pacto de Estabilidad está en coma desde hace más de un año y existe el riesgo de que el próximo 25 de noviembre sea incluso enterrado en Bruselas. Ese día, la Comisión Europea pondrá sobre la mesa sendas propuestas para que el Consejo de Ministros de Finanzas de la UE (Ecofin) adopte graves sanciones contra Francia y Alemania por incumplir el Pacto de Estabilidad, a no ser que ambos presenten más medidas para reducir sus excesivos déficit públicos. Bruselas se enfrenta, así, a una misión imposible que puede afectar al principal guardián del Pacto, el comisario español Pedro Solbes. Los Gobiernos de París y Berlín ya han avisado de que no admitirán la vía de las sanciones.

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Sobre las dos principales potencias económicas europeas ya pesa el procedimiento por déficit excesivo, toda vez que sus desequilibrios presupuestarios ya superaron el año pasado el límite del 3% del PIB establecido en el Pacto; lo harán este año (en ambos casos por encima del 4%) y volverán a hacerlo el que viene. La Comisión cree haber aplicado las reglas con suficiente flexibilidad. A París, por ejemplo, le ha concedido ya un año de gracia y no le exigirá que el año que viene se sitúe ya por debajo del 3%. Pero a los dos sí les exige que hagan caso a sus recomendaciones, aprobadas en su día por el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas (Ecofin), y que el año que viene rebajen sus déficit hasta situarlos alrededor del 3,5%, de modo que entren en la senda del Pacto en 2006 con un nuevo recorte a semejante desajuste.

En ambos casos, esas recomendaciones exigen importantes recortes de gasto público. Francia las ha incumplido hasta ahora, en opinión de la Comisión. Por eso, Pedro Solbes propuso ya el pasado día 5 al Ecofin que diera contra Francia el siguiente paso, previsto en el Tratado de la UE: obligar a París a que presente ante la Comisión informes semestrales sobre su política presupuestaria. En definitiva, poner bajo vigilancia las cuentas francesas y, si no se acomodan a las reglas del Pacto, sancionar al país a depositar un fondo convertible en multa equiparable al 0,5% de su PIB. En definitiva, Francia perdería parte de su soberanía para gestionar sus presupuestos.

Fuerzas desiguales

La Comisión, como repiten fuentes próximas a Solbes, no hace en este terreno sino cumplir con su obligación y aplicar el Tratado. Ante semejante reto, Berlín acudió de inmediato en auxilio de su fiel aliado. "La Comisión y el Ecofin serán tan inteligentes como para evitar el conflicto", había advertido el canciller alemán, Gerhard Schröder. Las fuerzas fueron muy desiguales. Sólo Austria, Holanda y Finlandia apoyaron a la Comisión. La solución consistió en dar a París tres semanas más para que presente las "medidas complementarias" que su ministro de Finanzas, Francis Mer, anunció que pondrá en marcha para rebajar más el déficit. Las espadas quedaron en alto hasta el Ecofin del 25.

"Las sanciones son para aplicar a los Estados que no colaboran, pero no a los que colaboran y yo no he oído a nadie que París no está colaborando", argumenta ahora un ministro alemán. "Sería muy problemático para nosotros votar contra Francia", añade.

Mientras este ministro alemán hacía esos comentarios, el equipo de Solbes ultimaba otro ataque contra los incumplidores del Pacto, pero esta vez precisamente contra Alemania. El día 25 pedirá al Ecofin, y un día entes a los ministros de la zona euro (Eurogrupo), que se aplique contra Berlín el mismo procedimiento que el ya solicitado contra Francia. Fuentes diplomáticas francesas sostienen que, en las actuales circunstancias de estancamiento económico, no van a permitir una decisión en contra de París ni de Berlín "porque perjudicaría aun más a nuestras economías". Los dos creen que, en lugar de dar más pasos en la vía sancionadora, hay que volver atrás y dirigir a Francia nuevas y más suaves recomendaciones.

Fuentes de la Comisión admiten que un rechazo frontal a las propuestas de Solbes puede interpretarse como una desautorización política de los Gobiernos al comisario español. Aunque así sea de hecho, París y Berlín rechazan esa interpretación. "La Comisión debe hacer recomendaciones, pero el Ecofin puede aceptarlas o ajustarlas al contexto económico", dice un ministro alemán, "y no por eso debe sentirse perjudicada la Comisión". Todo parece indicar que el día 25 no habrá sanciones para nadie, pero todos dirán que el Pacto debe seguir respetándose.

Solbes y su equipo aseguran ser muy conscientes de lo que esto significa. Pero prefieren centrarse en las consecuencias de lo que se avecina para el Pacto de Estabilidad. "Nosotros vamos a seguir aplicando las reglas y, gracias a ello, ni París ni Berlín tienen déficit mucho más elevados. Pero la última palabra la tiene el Ecofin y el día 25 los ministros dirán si el Pacto sigue sirviendo, si prefieren matarlo, algo inconcebible hoy, o si optan por dejarlo en el limbo, que sería la peor hipótesis", afirman fuentes próximas al comisario.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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