"Chile mantendrá su autonomía a pesar del tratado con EE UU"
En 2004 Chile se transformará en el segundo país de América Latina en tener un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, después de México. El TLC saltó sin dificultad su última valla en el Senado y se agrega al acuerdo con la Unión Europea que ya tiene este país. La ministra de Relaciones Exteriores, Soledad Alvear (de 53 años, abogada, democratacristiana), una de las cartas posibles del oficialismo para las elecciones presidenciales de 2005, sostiene que el TLC tendrá un efecto económico favorable y descarta que estreche el margen de maniobra chileno ante EE UU.
Pregunta. ¿Qué es lo mejor para Chile del TLC?
Respuesta. Más empleo. Si incrementamos las exportaciones, si damos mayor valor agregado a lo que exportamos, si somos capaces de atraer más inversiones, habrá más empleo. Esto y el efecto de mayor crecimiento es lo que nos permitirá dar un salto como país.
P. ¿Qué cedió Chile para que la principal potencia decida asociarse?
R. Hay beneficios para ambas partes. EE UU también tiene un beneficio, aunque nuestro mercado es pequeño, de 15 millones de habitantes. Estaban siendo desplazados por la Unión Europea o Canadá, dada la red de acuerdos comerciales de Chile. Piensan en Chile como plataforma de inversión por sus características, reglas claras, instituciones que funcionan, economía sana, estado de derecho fuerte. También, EE UU da una señal potente a América Latina. A Colin Powell le hemos señalado que es bien importante que EE UU no sólo mire a América Latina cuando hay problemas de narcotráfico, o de violación de derechos humanos, o interrupciones democráticas, sino también es bueno mirar a un país pequeño, que ha sido capaz de insertarse en el mundo global.
P. ¿Hasta qué punto complica esa señal de EE UU la relación de Chile con los otros países latinoamericanos?
R. Nuestra prioridad en política exterior es América Latina. Lo que hemos suscrito con EE UU es un TLC, un esfuerzo que otros países de la región están haciendo. La necesidad de países pequeños de tener una relación reglada con la principal potencia mundial es clara.
P. Pero la política exterior se ha centrado en los acuerdos con las grandes potencias...
R. Quizá son más visibles y llamativos esos acuerdos por ser éste un país chico negociando con grandes economías. Pero, por ejemplo, nos ha tocado en los últimos años, desgraciadamente, una situación muy difícil en Argentina, con varios presidentes. Hemos dado una prioridad constante en términos de atención, apoyo y compromiso para trabajar y colaborar con Argentina. A lo mejor es menos visible.
P. ¿Cree que Chile tiene un liderazgo en América Latina?
R. No me gusta ponerme en la situación de liderazgo porque eso cae un poquito mal. Es importante señalar con humildad lo que hemos sido capaces de hacer y tener una buena relación de cooperación con los países de la región.
P. ¿Sintió en riesgo el TLC por la posición de Chile en el tema de Irak?
R. Muchos pensaron que se estaba poniendo en tela de juicio el TLC. Pero mi percepción era que lo íbamos a lograr igual. En una de las reuniones que tuve en Nueva York, a principios de año, mientras yo estaba en el Consejo de Seguridad, telefónicamente contactaba con el embajador [Osvaldo] Rosales, que trabajaba en Washington en la redacción del articulado. Nunca se interrumpieron los pasos. Aunque EE UU manifestó públicamente su desilusión con la posición de Chile, seguimos trabajando y se cumplieron los plazos previstos...
P. Pero con el TLC suscrito se reduce el espacio de maniobra para actitudes distantes o discrepantes de la gran potencia...
R. No lo comparto. Tenemos reglas bien marcadas en el comercio, y eso es importante para un país pequeño. Mantendremos nuestra autonomía para tomar decisiones en ámbitos distintos. Así ha sido antes y será después. Esto ha ocurrido también con México, que lleva tanto tiempo con el NAFTA (TLC con EE UU y Canadá), y tuvo posiciones distintas de EE UU en el Consejo de Seguridad.
P. ¿Chile quedó en jaque con el fracaso (de la Cumbre de la OMC) en Cancún?
R. No. En el objetivo de Doha hubo un tropiezo, pero éste no se ha caído. El caso de Chile es menos dramático que el de otros países. Cuando uno mira que la principal solicitud de los países en vías de desarrollado es acceso para llegar a mercados importantes, nosotros tenemos TLC con EFTA, EE UU, UE. Mis colegas de América Latina dicen: "Lo que daríamos nosotros por tener acuerdos de libre comercio". Nosotros ya tenemos acceso porque hemos negociado bilateralmente. Algunos podrían pensar: "¿Entonces para qué le interesa a Chile la OMC?". Nos interesa, entre otras razones, porque no podemos olvidar otros países de la región, que no lo han logrado y les será más difícil.
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