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París abre sus cines a la tragedia de los refugiados y al dolor del exilio

La película francesa 'No pasarán' retrata el drama de los expatriados españoles de 1939

En el corto plazo de 15 días se han estrenado en las pantallas parisienses cuatro películas (dos de ficción y las otras dos de carácter documental) sobre la tragedia de los refugiados políticos y el drama que viven las personas desplazadas, obligadas a buscar refugio en otro país en una situación de extrema indefensión. Se trata de la premiada In this world, del británico Michael Winterbottom (ya estrenada en España); de Hop!, del belga Dominique Standaert, y de No pasarán y De guerre lasses, de los franceses Henri-François Imbert y Laurent Bécue-Renard, respectivamente.

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Si Hop! Se interesa por el caso de un niño de Benin que vive en situación ilegal en Bruselas, De guerre lasses se fija en unas mujeres y sus hijos que, en un domicilio provisional en Srebrenica, participan en unas sesiones de terapia destinadas a salvarlas del imborrable recuerdo de la guerra y sus crueldades.

No pasarán tiene como protagonistas a los refugiados españoles que, en 1939, llenaron los improvisados campos de concentración de las playas de Argelès, Barcarès o Saint Cyprien, así como los recintos de Gurs o Les Milles. El punto de partida del cineasta es "una serie de postales que fueron editadas por los republicanos españoles en Francia. No las tenía todas y me propuse ir en busca de las que faltaban a mi colección. Una manera de obedecer al misterioso poder de atracción de los documentos, poder que pone en marcha el relato, que pone en contacto pasado y presente, que me obliga a contactar a los supervivientes de aquel episodio y a ir a rodar a Sangatte", explica Imbert.

En Sangatte coincide con Winterbottom, que ha llevado su cámara a enfocar la realidad reconstruida de unos paquistaníes que quieren llegar a Gran Bretaña. "Lo que me puso en marcha fue el macabro hallazgo, en el contenedor de un camión registrado en Dover, de 40 clandestinos chinos muertos en su interior", ha dicho el director a Le Monde. "En Gran Bretaña distinguimos entre refugiados políticos y refugiados económicos. A los primeros hay que darles refugio, pero a los segundos se les equipara a los criminales. Pienso que hay en todo eso mucha hipocresía, pues se tiende a ver a los refugiados de ayer como héroes y a los que hoy llaman a nuestra puerta como una amenaza".

Si las postales de Argelès también llevan a Sangatte no es porque Imbert quiera comparar dos realidades políticas muy distintas -el grito de "No pasarán" lo popularizaron los republicanos en su lucha contra los fascistas, pero hoy es el que pronuncian los Gobiernos de la Unión Europea ante la miseria del resto del mundo-, sino mostrar una cierta continuidad de destino entre los más débiles. "En Francia olvidamos que el país se ha formado gracias a sucesivas oleadas de inmigrantes, que acaban por ser asimiladas y que luego, paradójicamente, se transforman en ciudadanía hostil a los nuevos inmigrados, es decir, símbolo de un país que no consigue integrar la propia historia", constata Imbert.

Dolores Ibárruri, en 1937, junto al general Walter y Francisco Antón, en una fotografía del archivo del Partido Comunista de España.
Dolores Ibárruri, en 1937, junto al general Walter y Francisco Antón, en una fotografía del archivo del Partido Comunista de España.

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