Bush presiona a Irán y a Siria para que no se infiltren "terroristas extranjeros"
"Esperamos que refuercen el control en las fronteras", afirma el presidente de EE UU
El Gobierno estadounidense ha hecho saber a Irán y a Siria que confía en que refuercen la vigilancia en las fronteras de ambos países con Irak para evitar infiltraciones de militantes armados. En palabras del presidente George W. Bush, EE UU "está trabajando muy estrechamente" con los dos países sobre este asunto, y confía en que haya resultados: "Esperamos que refuercen el control en las fronteras, que eviten que haya gente que las cruce", dijo ayer el presidente. A pesar del tono de amenaza, el Departamento de Estado anunció su disposición a reanudar los contactos oficiales con Teherán.
El mensaje de Bush había sido anticipado por su portavoz para subrayar la seriedad de la advertencia. Scott McClellan dijo, poco antes de que hablara el presidente en conferencia de prensa, que no quería especular sobre la identidad de los autores de los atentados, pero que el mensaje a los países vecinos de Irak es inequívoco: "Les hemos dicho de manera muy clara que también ellos [los Gobiernos de Teherán y Damasco] tienen que actuar para detener las entradas a través de las fronteras. Ellos saben hasta qué punto nos preocupa este asunto y saben también que esperamos que intervengan para abordarlo como es debido".
Estados Unidos cree que los responsables de los atentados son baazistas -iraquíes fieles a Sadam Husein- y voluntarios extranjeros. Según Bush, no hay certeza, pero todo indica que "ambos" están detrás de los ataques, con el mismo objetivo: "Hacen lo que siempre hacen los grupos terroristas: tratar de asustar a la gente". El interés de los baazistas es "intentar crear caos y miedo, porque se dan cuenta de que en un Irak libre no tendrán los privilegios de que disfrutaban con Sadam Husein", dijo Bush; en cuanto a "los terroristas extranjeros, lo que tratan es de crear condiciones de miedo y de propiciar la huida, porque temen que se afiance un Estado libre y pacífico".
Hay un doble mensaje en los atentados terroristas, dijo Bush: "A los grupos internacionales se les está diciendo que no vayan a reconstruir el país; el mensaje a la policía iraquí es que no pueden trabajar codo con codo con los americanos", pero "estos ataques desesperados contra civiles inocentes no nos intimidarán".
Paul Bremer, administrador civil estadounidense en Irak, ha afirmado que "la mayoría de los terroristas que actúan en el país" contra las tropas, las comisarías y la Cruz Roja y otros organismos no son iraquíes, sino militantes armados de países como Sudán, Yemen, Arabia Saudí y Siria. Por su parte, el general Raymond Odierno, responsable de la Cuarta División de Infantería, dijo el lunes que el porcentaje de "combatientes extranjeros" es muy pequeño, entre el 2 y el 5%, y que el resto son "leales a Sadam Husein".
Críticas demócratas
Bush aprovechó su primera conferencia de prensa desde el 30 de julio para luchar contra la sensación de que la posguerra va a la deriva y para tratar de contrarrestar las críticas de los candidatos demócratas -ya lanzados a la campaña de las primarias- y mantener el mensaje de que es mucho más lo que va bien en Irak que lo que va mal. Pero la oposición no desaprovecha el momento: como dijo después de la conferencia de prensa Tom Daschle, líder de la minoría demócrata en el Senado, "si esto es progreso, no sé cuánto progreso más podemos soportar en Irak".
Para recuperar terreno, el presidente subrayó la idea de que lo que está en juego es la seguridad de EE UU: "Nunca deberíamos olvidar las lecciones del 11 de septiembre. Los terroristas volverán a golpear". No solamente en Bagdad, dijo, al tiempo que puntualizaba con el dedo en el atril sobre el que se apoyaba, sino que "golpearán también en América".
¿Tiene razón el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, cuando plantea -en un documento interno filtrado la semana pasada- que hay mucho que cambiar para luchar con éxito contra el terrorismo? Bush no se dejó atrapar por la pregunta y dijo que en Irak se está aplicando "la estrategia adecuada", aunque añadió que son los responsables militares sobre el terreno los que deberán decidir si es necesario modificar las tácticas.
¿Hacen falta más tropas, entonces? Bush dejó la respuesta en manos del responsable militar en Irak, el general John Abizaid -que ayer se reunió en Washington con Rumsfeld y con Richard Myers, presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor-, y cuando se le preguntó si de aquí a un año habrá menos soldados en territorio iraquí, el presidente dijo: "Es una pregunta con trampa, así que no la voy a contestar".
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